Iván Arenas

¿Reconciliación o una nueva transición?

Para acabar con la interminable guerra entre fujimoristas y antifujimoristas

¿Reconciliación o una nueva transición?
Iván Arenas
19 de septiembre del 2024


En el marco de la muerte del expresidente Alberto Fujimori, el político aprista Jorge del Castillo ha propuesto abrir una etapa de “reconciliación” entre las diversas fuerzas políticas, entendiendo además que desde hace años el Perú está inmerso en una polarización cuasi religiosa entre fujimorismo antifujimorismo que ha ahogado el espacio público y vulgarizado el debate. No obstante, ¿puede semejante propuesta de “reconciliación” hacerse realidad o, por el contrario, estamos hablando de una utopía y lo que en verdad el país necesita es una nueva transición política? A continuación desarrollamos el tema.

Si vamos a la propia definición del concepto de “reconciliación política” veremos que se refiere a volver a una etapa previa de conciliación entre las fuerzas políticas. No obstante, esta etapa previa de conciliación (incluso antes de la organización de la polarización fujimorismo versus antifujimorismo) no ha existido en la historia política nacional. El enfrentamiento del fujimorismo y el antifujimorismo es la extensión de otras polarizaciones tan poderosas en la construcción de la política nacional que incluso también llevaron en otros momentos a golpes de Estado e ingobernabilidad.

Puesto que las fuerzas políticas que se organizan en torno a la actual polarización jamás llegarán a una “conciliación” sobre temas tan diversos o sensibles como la etapa del terrorismo o sobre el propio examen del gobierno albertista, es cuesta arriba proponer una “reconciliación”.

Sin embargo, para el suscrito el problema de la ingobernabilidad en el país en estas últimas décadas se origina en la denominada “transición” durante el gobierno de Valentín Paniagua, que desbordada por algunos actores políticos, se convirtió en una revancha contra el fujimorismo de aquellos días, debilitado además por las incongruencias del propio Alberto y la renuncia a la presidencia. Es decir, lo que en principio iba a ser una transición política del autoritarismo albertista hacia una democracia terminó degenerando en un escenario de revancha. Aquí no hubo una transición a la española, sudafricana o chilena (con sus abismales diferencias), sino el intento de liquidar al fujimorismo. La imagen de la expulsión de tres congresistas fujimoristas en el Congreso del 2002 explica el nivel de esa polarización. 

De todo lo anterior, para el suscrito solo una nueva transición que reorganice el sistema político y extinga la malhadada polarización sentimental fujimorismo/antifujimorismo y vuelva a las polarización ideológicas, se abre como una posibilidad para guardar el ideal republicano. 

Celebramos la posición de Jorge del Castillo. No obstante, consideramos que no habrá reconciliación si no hay primero una transición política que desactive el amigo/enemigo y se reconozcan entre adversarios.

Iván Arenas
19 de septiembre del 2024

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