Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
Entre el próximo 4 y 8 de noviembre se desarrollará el VI Congreso Internacional Macro Sur Minero en Moquegua, en el que se buscará convocar a una movilización nacional en respaldo al proyecto Tía María, en Arequipa, por la importancia de este proyecto para el país. El presidente del patronato de la Universidad de Moquegua (ProUnam), Javier Salazar, la institución encargada de organizar el mencionado congreso en el sur, anunció que uno de los objetivos es dejar en claro que el sur respalda el proyecto Tía María.
¿Por qué diversos sectores de la sociedad comienzan a movilizarse a favor de Tía María? En este portal lo hemos repetido incansablemente. La concreción del proyecto Tía María no solo representa la posibilidad de una inversión de US$ 1,400 millones, alrededor de S/ 300 millones en canon y regalías y cerca de 9,000 empleos –entre directos e indirectos– en la etapa de construcción, sino también, y sobre todo, una verdadera reforma cultural con respecto a la minería nacional que podría significar la conversión del Perú en una potencia minera mundial.
El bloqueo del proyecto Tía María –al lado de Conga, en Cajamarca– representó la victoria cultural de las izquierdas comunistas y progresistas que, a través de las oenegés anticapitalistas y los sectores radicales, habían construido relatos y narrativas acerca de que el desarrollo de la minería representaba una amenaza insalvable para los recursos hídricos destinados al consumo humano y la agricultura.
A pesar de que la minería moderna solo utiliza el 2% de los recursos hídricos, las campañas de fábulas y leyendas se multiplicaron de aquí para allá. Las poblaciones se sensibilizaron y fueron manipuladas por el radicalismo, mientras el Estado se sobrerregulaba con trámites y procedimientos hasta convertirse en enemigo de la minería moderna. De alrededor de 15 trámites –dos décadas atrás– se pasó a más de 265, convirtiendo las exploraciones y explotaciones en recursos naturales en una imposibilidad.
Las narrativas antimineras se convirtieron en sentido común entre los medios de comunicación, los políticos y los actores públicos, a tal extremo que en el Congreso se aprobó una ley sobre cabeceras de cuenca que establecía que sobre los 3,000 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.)no debería desarrollarse minería con el objeto de preservar el nacimiento de las cuencas hidrográficas. Una verdadera aberración científica porque el origen de las cuencas hidrográficas no está sobre los 3,000 m.s.n.m. sino en las lluvias de la cordillera de los Andes. Por lo tanto, si se trata de cosechar agua pura para el consumo humano y la agricultura había que construir represas y reservorios, tal como lo hacen los países desarrollados. Felizmente no reglamentó la mencionada norma. El objetivo de la ley de cabeceras de cuenca era otro: impedir el desarrollo del 80% de los proyectos de cobre que está sobre los 3,000 m.sn.m.
Es en estos contextos de fábulas y narrativas que se detuvo el proyecto Tía María, que frenó el capitalismo y la minería nacionales. Con el bloqueo de los proyectos mineros en vez de seguir creciendo sobre el 6%, en vez de reducir la pobreza debajo del 15%, llegamos al Bicentenario con Pedro Castillo en el poder y con cerca de 30% de pobres.
El reinicio de las actividades de Tía María y la concreción de este proyecto de cobre en Arequipa, a nuestro entender, representa un cambio radical en la sociedad con respecto a la minería: el declive de las leyendas antimineras de las oenegés anticapitalistas y la posibilidad de relanzar el gran proyecto minero del Perú.
Por todas estas consideraciones el Perú debe movilizarse en respaldo de Tía María.
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