Antero Flores-Araoz
Dispendio laboral estatal
Un análisis crítico del gasto público

Una reciente investigación de un medio escrito a nivel nacional, nos confirma lo que era más que una sospecha: hay exceso de personal del Estado en todos sus niveles. Y desde el año 2021 hasta ahora se ha incrementado desbordantemente, no solo en número sino también en remuneraciones y obligaciones de índole laboral.
La investigación en cuestión tiene como respaldo un informe del Consejo Privado de Competitividad (CPC), en el que se determinó que en el primer semestre de este año, en relación con el mismo período del 2021, el gasto de planillas aumentó en 33.8%, lo que no guarda relación ni con los ingresos totales del Estado, ni con la recaudación tributaria y menos aún con las cifras oficiales y no oficiales de la inflación. Además, constituye gran parte del gasto corriente, cuando lo que debería incrementarse es el presupuesto de inversión estatal, con obra pública que favorezca a la población.
El que rompe todos los récords es el Congreso de la República con un crecimiento en el gasto laboral del 104%. Por supuesto un aumento sin justificación y dispendioso, pues la calidad de las leyes no son de lo mejor, la fiscalización deficiente y que no se materializa en resultados satisfactorios y, la función de representación influye en el aumento de los egresos de ese Poder del Estado.
Sigue en el incremento del gasto laboral, la Contraloría General de la República con el 82.25%, probablemente por la ampliación de sus actividades con el control concurrente, en adición al ordinario. Lamentablemente aún no se ven efectos positivos del nuevo control, ello quizás debido a la mentalidad de tal Entidad del Estado, que no es otra que la punitiva, cuando debería ser la de resolver los problemas que se presentan entre los contratistas del Estado con la Institución Estatal contratante de las obras. Para ello nada mejor que hacer de conciliador o amigable componedor, pues las paralizaciones de obras le siguen costando al Estado por gastos administrativos y protección del material en cancha y de las fases procesadas.
El Ministerio de Educación está en tercer lugar del crecimiento en gasto laboral, ello comprensible pues los maestros han estado pésimamente remunerados, lo que tenía que irse resolviendo gradualmente. A ello se agrega también el incremento del número de profesores dado el aumento poblacional.
Llama la atención el último en la lista, que es el Ministerio de Transportes y Comunicaciones con el 2.8%, pese a que conjuntamente con el Ministerio de Vivienda y Construcción, son los sectores que mayor obra tienen que ejecutar y que hay un abismo entre el mencionado 2.8% con el 27.1% del último Sector nombrado.
Llama también la atención el moderado crecimiento de los sectores Interior (Policía) y Defensa (FF.AA.), que son los que tienen que ver con la seguridad de la población y en general del país, que sufre de la violencia delincuencial y social. Serían los sectores en los que un mayor incremento se podría justificar.
Nada de todo lo expuesto y del amplísimo crecimiento de la planilla estatal, tendría porque incomodarnos si es que estuviésemos conformes con la labor de la burocracia, pero es el caso que no estamos conformes y que los buenos servidores públicos son la excepción. Por lo general los burócratas calientan asiento, entorpecen los procedimientos, se sienten emperadores en el ejercicio del cargo, olvidan los principios del proceso administrativo y, lo peor, no son conscientes de que son “servidores públicos” y no los amos y señores del país. Por ello el enojo de los administrados al observar el dispendio en el gasto de personal, en desmedro del gasto de inversión.
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