Eduardo Vega
¿Protagonismo de JNE para el 2026?
Antes que la campaña tome fuerza, ya dejó fuera a Acción Popular
Estamos a inicios de la campaña electoral, y me da la impresión de que, en esta oportunidad, el protagonista de la campaña podría ser el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Claro, con más de 40 partidos inscritos hay que “limpiar la mesa” de alguna manera para lograr que la cédula electoral tenga “dimensiones razonables”.
En las elecciones del 2021 el JNE logró dejar fuera de carrera un partido tradicional como el APRA. En la presente contienda, antes que la campaña tome fuerza, ya dejaron fuera a Acción Popular, otro referente histórico de la política nacional, pero cuyos representantes parlamentarios han actuado bastante mal en este último quinquenio. Además no tendría oportunidad de reivindicación hasta después del 2026, si acaso logra sobrevivir a sus divisiones internas en los próximos años.
Visto lo anterior, parece que la estrategia inicial del JNE estará particularmente enfocada a la descalificación masiva de tantos partidos/candidatos como sea posible, al amparo de una “estricta aplicación de la Ley Electoral”, aun cuando en el afán de fungir como implacables pueda dejarlos en ridículo. No quiero pensar que el JNE tiene favoritos, pero tampoco sería bueno deslizar una sospecha de “objetivos de eliminación” con nombre propio.
Mandar una advertencia a Rafael López Aliaga para que no haga referencia a Dios en el desarrollo de su discurso, o peor aún, forzarlo a desatender a sus votantes por ser tanto o más devotos que él en la profesión de su fe, resulta no solo absurdo, sino contradictorio; ¿Es que acaso olvidan que antes de discurso del 28 de julio en el Congreso, quien ocupa el cargo del presidente de la república asiste al Te Deum? ¡Nada menos que una misa católica de acción de gracias! Ojo que todos los meses de octubre, el Señor de los Milagros pasa en procesión frente a Palacio de Gobierno. ¡Incluso la fórmula original de los juramentos para congresista, presidente o ministro son “Por Dios y por la Patria”!
Dicho esto, resulta interesante cómo se ha tipificado una infracción sobre propaganda electoral en: “El uso o la invocación de temas religiosos de cualquier credo”, porque, siguiendo en estricto la línea obtusa del JNE, el Partido Popular Cristiano (PPC) no podría presentarse a ninguna elección, y/o tendría que retirarse de la contienda hasta que cambie su nomenclatura, pues con solo escribir o pronunciar su nombre, ¡ya se encuentra en infracción! Imagínense, está prohibido referirse a Dios, pero no endiosar a dictadores, guerrilleros, terroristas o asesinos como el Che Guevara, Fidel Castro o Hugo Chávez, u otros. ¿Dónde está la lógica?
Expresar abiertamente los pensamientos de fe que corresponden a un candidato es tanto o más pertinente que el expresar su parecer respecto a su concepción de la familia, el respeto por las tradiciones locales y la tolerancia de aquello que una mayoría sustantivamente importante considera como parte de los valores que rigen su vida diaria.
Distinto sería que un candidato juegue a decir que su elección “debe realizarse al amparo de dogmas de fe”, o como “condicionamiento para la salvación de un grupo de creyentes”; pues se busca evitar que la campaña se haga al amparo y el uso directo de los símbolos religiosos, no hablar de la fe. Esperemos que los señores del JNE no estén pendientes de las minucias de algunos, mientras dejan pasar atrocidades de otros.
Finalmente, luego de revisar las acciones tipificadas como infracción sobre propaganda electoral, observo que no se encuentra como tal la contratación de propaganda electoral directa o indirecta en medios de internet o redes sociales; lo que solo se traduce en la posibilidad abierta para que dentro de poco las plataformas de videos o las webs se llenen de anuncios y pop ups con la cara de los candidatos. Esos medios serán la cancha perfecta para la guerra sucia y las anticampañas. De hecho, ya existe una “antifranja electoral”, y sin embargo nadie controla o pide la justificación del financiamiento de sus activistas.
















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