Cesar Gutierrez
Petroperú: mal endémico que heredará el próximo gobierno
No hay interés gubernamental de entender el problema de fondo

Nuevamente se ha convertido en noticia de primera plana de los medios escritos la crisis de Petroperú, incentivados en esta oportunidad por la alerta dada por la auditora Price Waterhouse Cooper, que presentó hace pocos días los estados financieros de la empresa del año 2024, en los que se afirma que la empresa tiene “riesgo como negocio en marcha”.
No es nada nuevo ni sorprendente, porque esta situación es obvia desde mayo del 2022, cuando el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) acudió con un préstamo de 750 millones de dólares (MMUS$) para capital de trabajo y una línea de crédito de 130 MMUS$ (500 millones de soles) para gastos de importación; y era predecible que ocurriría desde mayo del 2014, cuando se firmó el contrato de ingeniería y construcción (EPC) del Proyecto de Modernización de Refinería Talara, con supuestos irreales.
Lo que sorprende es que desde la firma del contrato han pasado por la cartera del jirón Junín nada menos que 15 ministros de Economía, todos ellos conformantes de la junta general de accionistas, sin que se atrevan a sincerar la situación y buscar enmendar rumbos. Esta desidia le viene costando al país 2,875 MMUS$ de aumento de capital y 2,300 MMUS$ en créditos otorgados.
El desinterés por los recursos estatales alcanza a directivos y funcionarios del Banco de la Nación (BN), que entre créditos y líneas para cartas de crédito han otorgado hasta el momento financiamiento por 2,800 MMUS$, de los cuales ya fueron capitalizados 800 MMUS$ con cargo a la caja fiscal. Públicamente no se conoce pronunciamiento alguno de la Superintendencia de Banca y Seguros sobre tamaño concentración de créditos del banco estatal.
Hasta el momento este es el resumen de las irresponsabilidades, pero no terminarán allí, pues el actual capitoste del MEF, usando galimatías acaba de anunciar que: “no hará salvataje de la empresa sino una reestructuración financiera”. Una afirmación que debe traducirse, dado que estamos hablando de cuatro tipos de carga financiera: intereses de bonos emitidos, intereses y capital de crédito sindicado liderado por Deutsche Bank, intereses y capital de préstamos del BN y devolución de préstamos de la caja fiscal.
La carga financiera que agobia es el pago anual de intereses a bonistas y capital e intereses del crédito sindicado, que en conjunto ascienden a 340 MMUS$ y que representaron en el 2024, el 89% de la caja destinada a gastos financieros.
Entonces el reto para el titular del MEF, Raúl Pérez Reyes, es cómo aliviar el flujo de caja de los 340 MMUS$ mencionados, los vencimientos de deuda con el BN y con la caja fiscal los puede diferir por un año y le deja el problema para el siguiente gobierno, cosa que está descontado que hará.
Para analizar las posibilidades de aliviar con menores tasas de interés sobre bonistas y crédito sindicado es indispensable mostrar las tasas anuales que se paga actualmente: la primera serie de bonos por 1,000 MMUS$ con vencimiento el 2032, paga 4.75%; la segunda serie por 2,000 MMUS$, paga 5.625% y el crédito sindicado tiene un interés de 3.95%.
La interrogante es si una emisión de bonos de Petroperú con aval soberano o una colocación de bonos globales del Estado peruano podría conseguir mejores tasas; la referencia es una emisión por 1,600 MMUS$ de junio pasado a una tasa de 5.5%. Conclusión: por nuevas emisiones no va la salida.
En este escenario nebuloso sería bueno que el ministro Pérez Reyes explique al país el esquema que tiene pensado. Mi pronóstico es que irá por más crédito por el BN con aval soberano, complicando la situación del banco, concentrando sus colocaciones y quitándole liquidez que debería tener destinos más productivos.
Queda claro que se ha logrado pasar la posta del problema al próximo gobierno.
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