Durante los años cincuenta y sesenta las izquierdas com...
Según Trafigura Group –comercializador mundial de commodities–, en 2030 habrá un déficit mundial de cobre de 10 millones de toneladas si hoy no se comienza la construcción de minas para prevenir esa falta del metal rojo. El déficit de cobre ocasionará la subida de los precios internacionales, por ahora en US$ 4 la libra, el precio más alto en los últimos diez años. El Perú, como el tercer país con mayores reservas de cobre en el planeta, está entonces en una situación expectante. Inmensas posibilidades de crecer y reducir la pobreza.
Sin embargo, Verónika Mendoza, candidata del Foro de Sao Paulo y el chavismo latinoamericano, sustenta su candidatura por Juntos por el Perú (JP) a la presidencia de la República en una abierta oposición a las inversiones en cobre. ¿Cómo entender esta conducta en contra del Perú y sus millones de pobres?
Además de plantear una nueva Constitución y una nueva reforma agraria de corte socialista, Mendoza insiste en paralizar el proyecto de cobre Tía María (Arequipa) y otros emprendimientos mineros. Para la candidata comunista, “Tía María no va”. Semanas atrás, en el distrito de Cocachacra (en la provincia de Islay, Arequipa), donde se desarrollará Tía María, Mendoza firmó un compromiso público: de llegar a la Presidencia, exigirá que Southern Perú renuncie a la concesión del proyecto Tía María. Tía María tiene la licencia de construcción de mina confirmada por el Consejo de Minería (del Ministerio de Energía y Minas). En un probable gobierno de Mendoza, entonces. se violarían el Estado de derecho, la Constitución y las leyes, y se procedería a cancelar esa licencia.
Son varios los ataques de Mendoza contra la minería moderna. En el 2012, en base a un informe falso defendido por Mendoza, se denunció una supuesta contaminación de las aguas en Espinar. El mencionado informe desató protestas violentas contra la compañía Xstrata Tintaya S.A. Otro informe del Ministerio de Salud contradecía totalmente el informe falso y tendencioso que defendía Mendoza. Esta polémica sirvió para internacionalizar el movimiento antiminero peruano, con el auspicio de Amnistía Internacional (AI). Otro informe, “El Estado tóxico” de AI, demoniza las actividades mineras peruanas en el mundo.
Otros “informes” de diversas oenegés de izquierda afirmaban lo mismo sobre los ríos de Espinar. Sin embargo, en el informe final de la denominada “Comisión Multisectorial –de la Presidencia del Consejo de Ministros–, encargada de evaluar los posibles daños en las comunidades originarias de Espinar en el Cusco”, se estableció que la contaminación de los ríos se explicaba por la agricultura y la contaminación natural que proviene de la intensa actividad volcánica de la zona sur (el fenómeno lahar). Hasta hoy Mendoza y las oenegés de izquierda no han pedido disculpas por haber desinformado a la población y por haber alentado enfrentamientos innecesarios.
Los relatos falsos de la contaminación ambiental, el uso indebido del agua, la ausencia de licencia social de los proyectos, la ubicación de los proyectos en cabecera de cuenca (a 3,000 metros de altura, en donde, según los falsos ambientalistas, “nacen los ríos”, negando el ciclo continuo del agua) e, incluso el argumento de que la minería no paga impuestos se han presentado para crear conflictos artificiales entre la población y las mineras. Verónika Mendoza siempre ha estado al frente de estas estrategias.
Todo esto es absolutamente falso. Desde la década de los noventa, compañías mineras de talla mundial han transformado notablemente la zona andina. Las mineras suscriben convenios de cooperación con los presidentes de las comunidades para desarrollar proyectos vinculados a la mejora de la educación, la salud, el medio ambiente y diversas actividades económicas. El canon y las regalías han llegado hasta a duplicar los presupuestos de los gobiernos regionales y locales. Lamentablemente, las transferencias destinadas para obras locales son mal aprovechadas por las autoridades que, en lugar de invertir en infraestructuras para el desarrollo, las utilizan en gasto corriente y consumo.
¿Cómo, pues, entender las posiciones de Mendoza y de la izquierda comunista? ¿Se trata de políticos y organizaciones que pretenden convertir al país en una fábrica de pobreza? Y se debe tener en cuenta que de acuerdo al estudio “Minería: oportunidad de desarrollo frente a la crisis nacional”, del Instituto de Ingeniero de Minas del Perú (IIMP), si los US$ 56,000 millones de la cartera de inversiones mineras se pusieran en marcha, la pobreza en el Perú sería reducida al 15% de la población para el año 2031. ¿Es a eso a lo que se opone Verónika Mendoza?
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