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Días atrás Walter Aduviri, gobernador de Puno, en una reunión con su homólogo arequipeño, Elmer Cáceres, volvió a señalar que el agua proveniente de las cuencas de Puno, que es de Puno y que se queda allí. Aduviri se refería al proyecto hídrico Paltiture, estancado por la negativa de la autoridad puneña.
La construcción de la represa más importante del sur, inversión de S/ 300 millones, financiada por el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), producirá un embalse de 80 millones de metros cúbicos de agua de lluvia proveniente de los ríos Tincopalca, Quemillone y Tolapalca. La presa se ubicará siete kilómetros más abajo de la comunidad de Tolapalca, en el distrito de Ichuña (provincia de Sánchez Cerro, en Moquegua), colindante con el Valle del Tambo. La obra generará un gran impacto en la producción agrícola del valle de Tambo en Arequipa y en el distrito de Quinistaquillas en Moquegua. La construcción de la mencionada represa posibilitará ampliar la frontera agrícola con 15,000 nuevas hectáreas de tierras cultivables.
Poco a poco, esta gran esperanza para la agricultura de la costa del sur se ha ido entrampando. En diciembre 2013, el consorcio español Incofi III ganó el concurso convocado por el Minagri para elaborar el proyecto de factibilidad de la represa. Los trabajos no se iniciaron de acuerdo a lo planeado porque, en un primer momento, la obra no había sido consentida por la comunidad de Tolapalca.
En mayo de 2015 los comuneros de Tolapalca autorizaron a los técnicos del Programa Subsectorial de Irrigación (PSI) y del Minagri la ejecución de los estudios definitivos. La obra se ubicaría en la zona de Puncumayo. Y como el embalse de la represa afectará parte de los terrenos de Tolapalca, algunos de ellos de uso agrícola, la comunidad pidió a cambio terrenos ubicados en las comunidades de Jahuay o Quinistaquilla. Por su lado, las comunidades de Jachavi y Yanapuquio aceptaron que las obras se realicen en la zona de Puncupata. De esta manera se desató un primer conflicto por la ubicación de la represa.
En marzo de 2015 el ministro de Agricultura, Juan Manuel Benites, anunciaba la culminación de los estudios de factibilidad del proyecto para iniciar el desarrollo del expediente técnico y garantizar el inicio de obras en el 2016. Un año después, en marzo 2016, con el Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), se anunció que el proyecto iniciará su construcción en abril del mismo año.
Sin embargo, el concurso público fue declarado desierto porque una sola empresa presentó oferta y se señaló que existían “vicios en el proyecto”. En julio del mismo año se anunció un nuevo proceso de licitación para luego iniciar los procesos de socialización y saneamiento de los terrenos, para dejar todo listo para la construcción de la represa. La licitación fue anulada y en agosto de 2016 Yamila Osorio, por entonces gobernadora de Arequipa, señalaba que se reuniría con el ministro de Agricultura, José Hernández, para resolver la situación de la represa. Los arequipeños decían que el Minagri había decidido anular la licitación por presión del vicepresidente Martín Vizcarra, ex presidente regional de Moquegua.
Los conflictos por la “propiedad del agua” se agudizaron cuando los pobladores de Puno, ubicados en la zona limítrofe con Moquegua, fueron a Tolapalca para conocer el lugar donde se ubicaría la represa. Los pobladores de Tolapalca se negaron a recibirlos y el conflicto se agravó aún más. El proceso de entrampamiento empeora cuando la Municipalidad Provincial de Puno y el Gobierno regional de Puno deciden presentar ante el Poder Judicial de Puno una acción de amparo en contra de la construcción de la represa.
En todo el proceso y debate alrededor de la represa de Paltiture, Aduviri ha desarrollado una labor obstruccionista. El Ejecutivo de Martín Vizcarra no ha dicho esta boca es mía sobre el tema. Triste que, por falta de entendimiento, el agua de Puno se siga perdiendo en el mar sin ser aprovechada por los puneños, ni por los moqueguanos o arequipeños.
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