Una de las preguntas que suelen hacerse los especialistas en d...
De acuerdo al Ministerio de Energía y Minas (MEM), los proyectos mineros en la región Cajamarca suman inversiones con un potencial de más de US$ 16,200 millones. Una vergüenza para el país que, ante tantas posibilidades de superar la pobreza, Cajamarca padezca un drama social y económico desde que la izquierda extremista asumiera la conducción de los gobiernos locales y regionales.
El Informe de Competitividad 2017, elaborado por el Instituto Peruano de Economía (IPE), ubicaba a Cajamarca en el último puesto en todo el país; es decir, el 24. Un reciente informe sobre la pobreza —del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)—, señala que más del 50% de la población de Cajamarca sufre este flagelo. Es, entonces, inconcebible que una región con tantos recursos naturales disponibles se hunda en semejante pobreza.
Los responsables de la terrible situación económica de Cajamarca son las autoridades y dirigentes radicales de las distintas organizaciones políticas y sociales. El radicalismo antiminero esparció el estribillo “agua sí, oro no” desde la campaña electoral de 2011. Una campaña que se trajo abajo la inversión privada y pública, destruyendo la formación de nuevos empleos directos e indirectos alrededor de las actividades mineras. Y, en general, casi destruye todo aliento de desarrollo, convirtiendo a Cajamarca en, literalmente, un verdadero mendigo sentado en un banco de oro.
No obstante las declaraciones del actual gobernador de Cajamarca, Mesías Guevara, respecto al proyecto minero Conga —sobre la obtención de la licencia social—, la población votó en las últimas elecciones municipales y regionales de manera opuesta al statu quo impuesto por el marxismo. Los electores eligieron tendencias contrarias a la izquierda antiminera. Los cajamarquinos sufrieron en carne propia lo que significa ser gobernados por autoridades enemigas del desarrollo y la prosperidad.
Con el inicio del proyecto cuprífero Michiquillay se abre la posibilidad de materializar otros proyectos y crear el clúster minero del norte. Los proyectos Galeno, Conga y Michiquillay, emplazados en la misma zona, podrían utilizar una sola planta concentradora en lugar de tres. Asimismo, la construcción de una carretera para cada proyecto sería innecesaria. En lugar de esto, se construiría un ferrocarril que una las tres operaciones e incluso una misma red de conexiones eléctricas. Lo mismo sucedería con el abastecimiento de agua: en lugar de tres proyectos hídricos, se construiría un solo sistema de recirculación de agua para las tres operaciones mineras y una sola gran presa de relaves. La idea es juntar esfuerzos para reducir los costos.
Si el Ejecutivo implementa el denominado “acompañamiento a las inversiones mineras” —facilitando las operaciones de Galeno y Michiquillay, calculadas para 2021 y 2022 respectivamente— las posibilidades de concretar el clúster minero son enormes. A Cajamarca se le presenta una nueva oportunidad para detener el incremento de la pobreza, el desempleo y la informalidad. Y sobre todo, para ofrecerle a los jóvenes nuevas oportunidades de desarrollo. Los estudiantes de las universidades e institutos superiores ya no tendrán la necesidad de migrar a otras regiones en busca de perspectivas laborales.
Y así como en el sur el proyecto Tía María, concesionado a la minera Southern Peru, impulsa ideas de asociatividad alrededor de las actividades ganaderas de los pobladores del valle de Tambo, así también en Michiquillay se seguirá incentivando las actividades de los pobladores, más del 50% dedicados a la ganadería y a la agricultura.
Michiquillay es un proyecto de talla mundial, concesionado en febrero pasado. Representa una inversión de US$ 2,500 millones para producir 225,000 toneladas de cobre anuales, además de molibdeno, entre otros subproductos. Después de más de 70 años de espera, el emblemático proyecto Michiquillay se hará realidad, en contra de los intereses antiperuanos del ambientalismo ideológico.
No obstante que las ONG antimineras todavía intentan detener el proyecto con relatos relacionados con supuestas contaminaciones, la población ya sabe cuál es el objetivo de toda esa verborrea. Por eso votó de manera diferente en las últimas elecciones locales y regionales. Ojalá el Gobierno respalde con más firmeza el mencionado proyecto minero, y se acabe con la incertidumbre de los inversionistas.
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