Durante los años cincuenta y sesenta las izquierdas com...
Ahora que Pedro Castillo de Perú Libre ha logrado pasar a la segunda vuelta, está en la imperiosa obligación de pronunciarse sobre el futuro de la minería en el Perú, sobre todo cuando el precio de la libra de cobre sobrepasa los US$ 4 y plantea enormes posibilidades de crecer y reducir pobreza. Los especialistas señalan que si el Perú ejecutara su cartera de proyectos mineros podría crecer sobre el 5% anual y reducir la pobreza por debajo del 15% en muy pocos años. Sin embargo todo indica que Castillo es un radicalismo más de los muchos que existen en contra de la inversión.
Días antes de las elecciones, en plena campaña a la Presidencia, Marco Arana llegó a la ciudad de Arequipa, en donde suscribió un documento en el que se comprometía –en caso de ser electo– a cancelar de manera inmediata el proyecto minero Tía María. Lo mismo habían hecho Verónika Mendoza y Pedro Castillo en su momento. En otras palabras, la ofensiva de la izquierda marxista hacia la minería moderna –que reduce pobreza, crea empleo y mejora la vida de miles de peruanos– continúa, y es evidente que las cosas se agravarán en caso de que Castillo gane la elección.
¿Por qué semejante declaración de guerra contra Tía María? Es decir, ¿por qué los candidatos de izquierda viajaron exclusivamente hasta el valle de Tambo para comprometerse a liquidar un proyecto que sería el motor de la recuperación económica de la zona? Si Tía María se ejecuta representaría un hito para las inversiones mineras en el sur del Perú; pero sobre todo el fin del discurso marxista y radical, que construye narrativas y mitos falaces.
De ejecutarse Tía María sería también un mensaje positivo para las regiones del sur, que hoy concentran el 65% de la producción de cobre; pero además donde está el 45% de las carteras de futuros proyectos mineros, como Los Calatos, la ampliación de Antapaccay, Zafranal, Pampa de Pongo y San Gabriel, entre otros.
Cuando el Perú atraviesa una profunda crisis económica, la aceptación ciudadana al proyecto Tía María se incrementa considerablemente. Vale recordar que meses atrás, según una encuesta, se registraba un 75% de aprobación al mencionado proyecto. Es decir, más de siete de cada 10 personas de la provincia de Islay estaban de acuerdo con Tía María.
Hoy no existe ningún argumento técnico para oponerse a Tía María. Sobre el tema del agua, el proyecto minero usará un sistema de agua desalinizada, y no la del río Tambo. Ello quiere decir que no tendrá ningún impacto sobre la agricultura, y mucho menos en la pesca o la acuicultura, y que no se afectarán los empleos en estos sectores. Es más, hoy Southern ejecuta un programa para mejorar la competitividad agraria en todo el valle, a través de la construcción de infraestructura para el regadío.
No solo eso. Si Tía María se ejecuta, se estima que en 20 años el proyecto de cobre aportará S/ 5,460 millones por canon y regalías. Un monto de S/ 64 millones anuales será destinado a la provincia de Islay, y S/ 34 millones anuales al distrito de Cocachacra. Sin Tía María, el presupuesto 2021 de Islay es S/ 24.17 millones; con Tía María, sería ¡tres veces mayor!
Todas las corrientes de izquierda, entonces, le han declarado la guerra a Tía María porque, como dijimos, de ejecutarse representaría el retorno de los círculos virtuosos de las inversiones mineras, sobre todo las de cobre.
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