Jorge Varela

Un caso de envejecimiento ideológico

Nihilismo moral y ateísmo en política

Un caso de envejecimiento ideológico
Jorge Varela
23 de enero del 2023


La ciudadanía chilena desconfía de la llamada clase política y rechaza a los partidos políticos en un altísimo porcentaje. Ya no se traga las patrañas de unos y otros –de gobernantes, de opositores y de falsos redentores–, que deambulan sin ilusión y sin rumbo fijo entre el hastío, el pesimismo y el escepticismo. Es un fenómeno que implica un riesgo serio para la subsistencia de la democracia y el funcionamiento de las instituciones del Estado. No faltarán algunos que digan: ¿de qué se preocupan?, si lo mismo ocurre en otros países de la región y el mundo. 

Lo anterior explica el auge del populismo, el autoritarismo, el totalitarismo antilibertario y el regreso de los demagogos y aprendices de caudillos. En un país crecientemente complejo, con un gobierno angustiado por sus errores, se atropellan las voces radicales que gritan: deja tus aprensiones libertarias burguesas, lánzalas al fondo del abismo. Eso es precisamente lo que quieren los revolucionarios, los apóstoles del caos, los insurrectos: ¡que se vayan todos al carajo!, ¡que arda el sistema y las instituciones para que desde sus cenizas surja otro modelo!

¿Volver al 18 de octubre?
 

El proyecto izquierdista moderno tiene por objetivo utilizar el resentimiento y la rabia acumulada de los movimientos sociales –verdaderos ‘bancos de cólera’-- y convertirlos en energía destructora. Como declarara el historiador marxista Gabriel Salazar con dejo de esperanza: “puede pasar cualquier cosa. Cualquier nueva explosión de la calle puede volver a ser un 18 de octubre, o una huelga nacional” (entrevista en La Tercera, 18 de enero de 2023). ¿Dónde encontrar un atisbo de luminosidad, algún destello perdido? Ciertamente no se hallará luz en la Fiesta de los abrazos que año a año convoca el Partido Comunista.

Una idea que envejeció   

Volvamos más atrás. Hace sesenta años, cuando brillaba el sol, miles de jóvenes marchaban desde el norte y el sur, desde el litoral y la cordillera, para expresar su fortaleza y convicción en un Chile grande, sin violencias ni intención hegemónica, apostando por la libertad y la participación del pueblo en la construcción de un destino justo. Lo hacían junto al senador Eduardo Frei Montalva, adalid de un movimiento nacional y popular que quería aunar a todos los chilenos de buena voluntad. 

Era la idea de ´una patria joven´ que envejeció con el transcurso del tiempo, muchos de cuyos integrantes descansan en paz, en medio de un silencio de esos que duelen y rasgan el espíritu de quienes todavía sienten que en su corazón rebelde palpita la fuerza telúrica de aquel himno que en su encabezado dice: “Brilla el sol de nuestras juventudes”. ¿Qué pasó con el sol que ya ni brilla ni calienta? 

¿Podría renacer esa idea humanista cristiano-demócrata?    

La historia no se olvida. Una cuota importante de la decadencia del ideario humanista y demócrata de inspiración cristiana es imputable a la actitud de destacados e influyentes seguidores del mismo. Faltos de coraje ético para defender valores y principios inherentes al vigoroso caudal doctrinario que los robustecía, dejaron de nutrirse de sus aguas y optaron por el relativismo moral de los tiempos postmodernos. He aquí –en parte– el origen de su debilidad y descomposición. 

En momentos que la ciencia está proporcionando esa pretendida seguridad que antes ofreció y garantizó la religión, muchos dirigentes políticos no se han percatado que ésta al convertirse en un espacio de testimonio y primacía valórica no-violenta, es un bastión desde el cual es posible contribuir comunitaria y pacíficamente a la sociedad actual, sin más elementos que la honestidad interior, el respeto por la otra persona, el reconocimiento de su naturaleza trascendente como ser libre, y una actitud ética personal consecuente y pura. Sé autentico: comienza por defender el derecho a la existencia humana, aunque se trate de una criatura indefensa en gestación, si eres partidario de la vida. De lo contrario, es preferible que no te desgastes.   

Hace más de un siglo Dostoievski advirtió en su obra Los hermanos Karamazov contra los peligros del nihilismo moral ateo: “Si Dios no existe, todo está permitido” (cita de Slavoj Zizek, en Sobre la violencia, capítulo “La religión anónima del ateísmo”).

Jorge Varela
23 de enero del 2023

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