Eduardo Zapata
# NO A KEIKO
El daño que le hace a la vida política peruana vivir de los antis
En el reino del triste realismo mágico en el que transcurre la política peruana –vía interpretaciones auténticas, corrupción y justicias extorsionadoras express– la sola mención de una posible candidatura del señor Fujimori ha trastocado el mundo de los analistas políticos y aquel de las posibilidades electorales. Tanto de los ´buenos´ como de los ´malos´.
Y es que a partir del año 2000 fujimorismo y antifujimorismo –lo hemos dicho aquí– se volvieron siameses tóxicos que, necesitándose mutuamente, terminan por ensombrecer todos los procesos electorales.
Originalmente, el asunto tuvo un cariz de dictadura versus democracia. Pero luego cuando la señora K decide fundar lo que hoy se llama Fuerza Popular creyó por conveniente tratar de descafeinar el fujimorismo reemplazando emblemáticas figuras que habían contribuido a la gestión de su señor padre, incorporando rostros y personalidades carentes de la fuerza inercial. Y no se limitó a eso, sino que convirtió la letra inicial de su nombre en el logo del Partido. Con ese descafeinamiento y con una impericia política manifiesta fue fracasando elección tras elección.
Y entonces se alimentó el “No a Keiko” en hashtags y memes. Con ironías y aun bajezas, es cierto. Siendo la más baja ironía política la de estos mismos supuestos opositores políticos a Fujimori: volverse electoralmente siameses políticos del movimiento que decían denostar. Los votos antikeikistas dependían solo de la existencia de la señora K.
Pero ahora resulta que se evanesce la señora K y el anuncio de la candidatura de su señor padre descoloca particularmente a todos quienes habían estado participando en las elecciones esperando quedar segundos en la primera vuelta. Pues ya era casi un lugar común decir que la señora K perdía ante cualquiera.
Finalmente tenían razón, pues, los que decían “No a Keiko”. Tanta razón que no solo lograron hacerse del Poder en varias elecciones con su maniqueísmo, sino que obligaron a Fuerza Popular a una vuelta a la cafeína inercial. Garantizada ni más ni menos que por el propio Alberto Fujimori.
El solo anuncio de la candidatura de AF lleva a cualquier analista político serio a pensar que muchísimos de los votos –particularmente rurales semiurbanos y urbano deprimidos– dejarán de alimentar candidaturas de las llamadas izquierdas. Y todos los demás voceados candidatos de las llamadas derechas quedan también descolocados.
Sesudos programas televisivos verán desfilar conspicuos constitucionalistas opinando sobre el tema. Pero ya hemos adelantado que nuestra política transcurre en el realismo mágico y todo puede ocurrir. Lo que queríamos dejar dicho en esta nota es cuánto daño le hace a la vida política de una nación vivir de los antis y no vivir de y en principios.
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