Dardo López-Dolz
Milei en el CPAC
La esperada alianza entre libertarios y conservadores
La presencia de Javier Milei, el primer presidente genuinamente liberal (libertarian, en términos gringos) en el CPAC (Conservative Political Action Conference) de este fin de semana en Washington DC, racionalmente debiera ser una señal suficientemente potente para poner fin al estéril enfrentamiento entre libertarios y “conservas”. Un enfrentamiento hábilmente impulsado por el enemigo común, el autoritarismo, no pocas veces infiltrado entre las filas de ambos.
Los libertarios no son anarquistas, sino más bien defensores de un Estado suficientemente fuerte y profesional para poder defender la libertad (aunque numéricamente pequeño en términos de burócratas e instituciones para que la lavada no siga costando más que la camisa). Y los conservadores no son “requetes” monarquistas o amigos de las dictaduras, ni mucho menos corporativistas o estatistas, como sí son los fascistas. Es el el globalismo de izquierdas, en todas sus variantes y tonalidades, el que evidencia admiración y encantamiento por los absolutismos y la supresión de las libertades.
Incluso entre los mercantilistas, esa nefasta tercera corriente que sigue siendo mayoría entre quienes debieran ser una elite empresarial, casi no encontramos conservadores sino más bien los autodenominados progresistas. Esto se debe a que es más fácil un entorno lucrativamente “amigable” cuando el poder es absoluto y se mantiene en las mismas manos, reduciendo los costos transaccionales del privilegio.
Cuando la libertad está severamente amenazada, es pueril aferrarse a diferencias de matices que resultan intrascendentes a la sombra de la amenaza que se cierne sobre nuestra civilización occidental.
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