Dardo López-Dolz
Las mentiras mediáticas que aumentan la inseguridad
Tres conceptos errados pero muy difundidos
¿La seguridad es tarea de todos? ¡Falso!
Ni a usted ni a mí nos pagan por cuidar a otros ciudadanos; para eso le pagan, con nuestros impuestos, a policías, fiscales, jueces y agentes carcelarios. Es su tarea protegernos, no proteger a los delincuentes como hacen algunos malos jueces y fiscales por consigna ideológica o presumible beneficio económico.
Que sea virtuoso ser prudentes y no exponernos irracionalmente no convierte en nuestra tarea la seguridad, esa vacía frase propagandística es una típica soplada de pluma de funcionarios ineptos y socialistas, valga la redundancia. Es tarea del gobernante proveer los medios (selección, preparación, equipamiento y entrenamiento) a la policía y es su obligación moral otorgarles el imprescindible respaldo político y legal para el cumplimiento de su función.
Es tarea del Congreso generar el marco legislativo que proteja a los ciudadanos honestos, algo que se incumple escandalosamente cuando el presidente de la Comisión de Justicia del Congreso empolla ad infinitum, por Dios sabe qué motivaciones, el proyecto de Ley que, recogiendo el universal principio “Castle” o “Castillo”, faculta al honesto a defenderse del delincuente sin ser perseguido
¿La violencia es monopolio del Estado? ¡Falso!
El único monopolio estatal defendible en la materia es el monopolio de la violencia punitiva o sancionadora. Nuestra legislación, como todas las del mundo libre, reconoce el derecho natural a la legítima defensa, inherente desde el inicio del Derecho como disciplina. Hay que ser pelmazo o muy mal intencionado para perseguir a quien se defiende de una agresión ilegal y sostener que huir o esconderse es lo único moralmente aceptable.
¿Reinserción social de los delincuentes? ¡Falso!
Van 40 años de comprobación en todo el mundo del carácter utópico, irreal de ese concepto. En ninguna parte del planeta ha resultado la teoría socialista de la resocialización del delincuente. Si bien es cierto hay casos extraordinarios, estos constituyen una excepción, tan es así que han dado lugar a libros y películas justamente por su carácter excepcional.
No se soluciona el hacinamiento carcelario soltando a los delincuentes presos para que vuelvan a atacarnos. Se soluciona construyendo más cárceles (especialmente para los primerizos), separando a los delincuentes avezados de los primerizos y a los delincuentes violentos de los delincuentes de cuello blanco, para poder proveer seguridad especializada en cada caso.
Si acaso alguno se arrepiente genuinamente y logra reconstruir su estructura moral, deberá probarlo fehacientemente. Es inaceptable aceptar que hacer manualidades (si es que realmente las hace y no las manda hacer) o estudiar prueban algo.
La inseguridad ha superado largamente la capacidad gubernamental. Es irresponsable insistir en aplicar conceptos como los tres descritos. Hace rato que viene siendo hora de tomar al toro por las astas.
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