Davis Figueroa

El sendero de los desposeídos

Consecuencias de la arbitrariedad estatal

El sendero de los desposeídos
Davis Figueroa
12 de octubre del 2020

En ese sistema, las leyes parecían pensadas para cerrarles el acceso a cosas tan elementales como tener un trabajo y disponer de un techo. ¿Iban a renunciar a estas aspiraciones básicas de supervivencia en nombre de una legalidad en muchos sentidos irreal e injusta? Y salieron a las calles a vender lo que podían, montaron sus talleres de fortuna y armaron sus viviendas en los cerros y arenales. Como no había trabajo lo inventaron, aprendiendo sobre la marcha lo mucho que no sabían, y, haciendo del defecto virtud, administraron con sabiduría su ignorancia”.
Mario Vargas Llosa en el prólogo de El otro sendero de Hernando de Soto y colaboradores.

 

Muchas veces uno se pregunta cómo es posible que el peruano corajudo, ese que hemos visto bloqueando carreteras y paralizando medio país para reclamar sus derechos, haya soportado en silencio, por casi medio año, el encierro domiciliario más atroz y la privación de sus derechos constitucionales por parte de un Gobierno que dizque lo hacía para salvaguardar la salud pública. Los emprendedores regresaban a pie a sus ciudades de origen desde la prometedora capital (cansados de esperar el apoyo del Gobierno que los dejó varados, sin empleo y en bancarrota) y, en el trayecto, eran detenidos, multados y obligados a pernoctar a la intemperie por efectivos policiales investidos de poder, arrogancia e inmisericordia. 

Pocos eran los medios que se sensibilizaban con el drama de los desposeídos a causa de la cuarentena unilateral y fallida; solo se infundía miedo en la población incauta con el conteo inexacto de contagiados y fallecidos por la Covid-19. Se calumniaba a los comerciantes de a pie (con el anatema de informales) por exponer su salud trabajando y por ser los “únicos responsables” de la propagación inevitable del virus. Como consecuencia de las decisiones arbitrarias del Gobierno, la pobreza en nuestro país podría acercarse peligrosamente al 27% de la población al culminar el irónico e infausto año de la “Universalización de la Salud”, según el presidente del BCR durante el Foro Económico organizado por la Cámara de Comercio Americana del Perú (AmCham).

En este mismo contexto, según la Enaho 2019 del INEI, en 2019 la pobreza monetaria afectó a 20.2% de peruanos, cuya estimación en términos absolutos es de 6.5 millones de pobres. Al contrastar dicha información con el 27% de pobres según el BCR, se estima que 2.3 millones de peruanos más se alinearán a las filas de la pobreza ocasionada por culpa del Gobierno (y no por la pandemia, como quieren hacer creer sus mercenarios), sumando un total de 8.8 millones de peruanos en situación de pobreza a fines de este año.

También es preciso analizar por qué no se ha visto ninguna manifestación pacífica de transportistas, comerciantes, agricultores, etc., a diferencia de otros países como Colombia y Brasil, donde el clamor de la sociedad se hizo sentir entre gobernantes, burócratas remotos y masas acomodaticias. La abulia de las masas, aletargadas por el miedo que les infundían los medios de comunicación respecto de la Covid-19, les impidió rebelarse justamente contra el Estado paternalista que ahora sí oprimía a la gente de bien con el pretendido beneficio de la mayoría. La inversión del aforismo de Ortega pudo hacerse patente: “No soy yo, es mi circunstancia, y si no me salvo de ella, no me salvo yo”. Ningún insurrecto, los señoritos satisfechos estuvieron viendo series inacabables de Netflix y usando el pulgar pringoso y oponible para chatear a través de Whatsapp y Facebook, en vil espera de la ignota cura del virus chino y del levantamiento de la cuarentena, que no llegaba. Hasta que la situación ya insostenible de enclaustramiento y desempleo los hizo cacarear en redes sociales, después de haber permitido que el gobierno totalitario escamoteara la economía del país durante meses.

También se notó la ausencia de intelectuales. Jamás hubo un pronunciamiento oportuno respecto del desastroso impacto que tendría el confinamiento sobre la economía del país. Todos parecían aplaudir y justificar las decisiones del Gobierno. Tuvieron que esperar largos meses para escuchar sus peroratas. Inclusive Mario Vargas Llosa, otrora liberal convencido, fue blando e indulgente con Vizcarra al aprobar la decisión de este de cerrar el Congreso; asimismo, dijo en una entrevista televisada en junio de este año lo siguiente:

Pues yo creo que Martín Vizcarra fue un gobernante local más bien exitoso. Se encontró de pronto con esta responsabilidad enorme y creo que ha tratado, más o menos con cierto éxito, de mantener la democracia peruana en momentos muy difíciles, en momentos en que parecía amenazada. […] Claro que se ha encontrado de la noche a la mañana con este desafío terrible, que es un desafío para el que nadie estaba preparado.

¿Qué dirá el Nobel ahora que algunos hablan de nuevas mociones de vacancia presidencial? ¿Qué pensará de la civilización del espectáculo protagonizada por el primer mandatario, sus secretarias y un bufón? Una tragicomedia que sí demuestra la verdad de las mentiras.

Davis Figueroa
12 de octubre del 2020

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