Dardo López-Dolz
Cuidado con las “amigables” inversiones no lucrativas
Sobre la intervención china en el puerto de Chancay
Todas las empresas privadas invitadas a construir y operar el puerto peruano de Chancay concluyeron que con una inversión de seiscientos millones de dólares, no había manera que el proyecto fuera atractivo. China aceptó hacerlo e invertir bastante más del doble de esa cantidad, lo que a ojos de cualquier análisis financiero del negocio es evidentemente absurdo…, salvo que el beneficio esperado no sea económico sino geopolítico y/o militar, es decir control sobre territorio soberano, algo que los gobernantes debieran evitar entregar y los empresarios debieran temer en lugar de aplaudir y denominar “socio comercial” al imperio en clara expansión. En este siglo XXI, el imperialismo tiene nuevas metodologías
Cuando una empresa de propiedad del Partido Comunista Chino invierte “irracionalmente” desde el punto de vista financiero, es claro que el objetivo no es comercial, por tanto resulta ingenuo, y hasta suicida, calificar al inversionista de socio comercial, con evidente visión de cortísimo plazo.
Lo dicho se complica notoriamente en medio de la Tercera Guerra Mundial que ya se viene peleando abiertamente a través de “proxys” en el Norte de Europa y Medio Oriente, con creciente riesgo de extenderse al Asia si China cumple su amenaza de invadir Taiwán (lo que amenazaría la supervivencia del Japón, dueño de la mayor y mejor flota de drones) y al Caribe por el expansionismo beligerante del gobierno venezolano (aliado de China, Rusia e Irán) para apoderarse del petróleo de Guyana, presumiblemente a instancias de uno o más de sus aliados, dos de los cuales son además importantes acreedores de Venezuela.
Por si eso no fuese suficiente medida de preocupación, además de la evidente influencia iraní tras el surgimiento y soporte de los gobiernos de Venezuela y Bolivia, cuya cara encubierta hemos visto en cada “protesta” violenta en territorio peruano, es notoria la compra agresiva de vastas extensiones tierras por parte de empresas estatales chinas y ciudadanos chinos vinculados al PCC es un fenómeno que no se circunscribe a los Estados Unidos, del cual no escapa el Perú.
Salvo cancillería, todas los componentes del actual gobierno peruano parecen estar ciegos o peor aún, entregados abiertamente al expansionismo neo-imperialista. Más allá de que se trate de incapacidad o motivación consciente, todo lo descrito líneas arriba lleva peligrosamente al Perú a ser muy probablemente parte del teatro de operaciones de esta WWIII.
No se si aún sea posible neutralizar la amenaza. Confieso que lo veo complicado
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