En el corredor minero del sur –que integran las regiones...
Después del fallido golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo, cuya administración fue abiertamente antiminera, la postura del Ejecutivo con respecto a la minería en general, y la gran cartera de proyectos que tiene el Perú, es mucho más positiva. El propio ministro de Energía y Minas, Óscar Vera Gargurevich, lo ha expresado claramente con respecto al proyecto minero Tía María (en Islay, Arequipa), postergado por la presión de ciertos sectores de la población de la zona: “Hay que llegar con un entendimiento, explicando bien los beneficios… Técnicamente todo eso es factible. Creo que hay que llegar bien a las personas que reclaman para demostrarles que nosotros mismos somos los más interesados en cuidar el medioambiente y sus actividades productivas (...) es cuestión de poner en marcha nuestras propuestas y seguir dialogando con todos los grupos de interés".
El proyecto cuprífero Tía María –concesionado a la empresa Southern Perú– representa una inversión de US$ 2,000 millones, y está destinado a convertirse en uno de los principales motores de la economía arequipeña. Tía María producirá cerca de 120,000 toneladas métricas de cobre (TMC) anuales, aportará al país más de S/ 300 millones en canon y regalías, y generará más de 9,000 empleos en su zona de influencia. El proyecto ha cumplido estrictamente con todas las exigencias impuestas por el Estado, y cuenta ya con todas las autorizaciones requeridas, incluyendo a la llamada “licencia social”. No hay, pues, ningún obstáculo para el inicio de la fase de construcción.
A diferencia de la mayoría de los proyectos del sur del Perú, Tía María está ubicado en un desierto, al nivel del mar. Por eso los antimineros no le pueden hacer los consabidos cuestionamientos, como el de estar en una de las mal llamadas “cabeceras de cuenca” (es decir, a más de 3,000 m.s.n.m.) ni cerca de zonas dedicadas a la agricultura. Además, la mina está de alguna manera “confinada” naturalmente, rodeada de un entorno de rocas impermeables. Más aún, la empresa concesionaria, Southern Perú, le ha propuesto al Gobierno cambiar la planta de desalinización, que formaba parte de la propuesta original (y cuyo costo era de US$ 100 millones) por la construcción de la represa de Paltiture (con un costo mucho mayor). Según la propuesta original, la planta de desalinización proveería de agua potable tanto al proyecto como a las comunidades vecinas; pero la represa de Paltiture significa una mucho mayor contribución para la agricultura regional.
No obstante, son precisamente sectores de agricultores locales, quienes, manipulados por agitadores antimineros, se oponen ahora al proyecto. Según el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), es un error garrafal que la población del Valle de Tambo no permita el desarrollo de ese proyecto, que los beneficiará sustancialmente a largo plazo y que además estén tratando de bloquear la utilización del agua en el caso de Quellaveco. Hay que recordar que en la provincia de Islay las aguas de la mayor parte de los ríos contiene arsénico y boro de manera natural, por el fenómeno “lahar” (filtraciones de materiales de origen volcánico) lo que causa la baja calidad y cantidad de la producción agrícola en la zona. Esos problemas serían superados con la construcción de la represa de Paltiture.
Southern Peru, una de las empresas líderes en el sector minero, ha estado trabajando incansablemente en el frente social para generar espacios de diálogo y alcanzar acuerdos con los pobladores de la zona de influencia de su proyecto minero. A través de este enfoque, la empresa ha logrado fomentar un ambiente de cooperación y compromiso mutuo con las comunidades, lo que ha permitido el cumplimiento riguroso de los acuerdos establecidos. Además de la atención que brinda a las comunidades cercanas al proyecto minero, la empresa también apoya una variedad de iniciativas locales y brinda capacitaciones técnicas para el desarrollo de habilidades en diferentes áreas, como la agricultura y otras actividades productivas. Este enfoque ha permitido la creación de oportunidades laborales y el fortalecimiento de la economía local.
El inicio de las operaciones de Tía María sería un hito significativo para Southern Peru y para la industria minera en general. La realización de este proyecto demostraría que, a pesar de la incertidumbre política y económica en el país, aún existen oportunidades de inversión y desarrollo en la industria minera. Además, permitiría el crecimiento y la generación de empleos, así como el aumento en la producción de cobre, lo que a su vez contribuiría al fortalecimiento de la economía del país.
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