En el corredor minero del sur –que integran las regiones...
A cualquier observador internacional le parecía una locura, algo sin la menor posibilidad de explicación, el hecho de que Las Bambas, una de las diez minas de cobre más grande del planeta, reduzca sus proyecciones de producción anual por debajo de la mitad en pleno superciclo de precios del metal rojo. ¿Cómo entender semejante desquiciamiento de algunos sectores en Apurímac, región donde se emplaza el megaproyecto de cobre? En efecto, durante el 2022 Las Bambas en vez de producir las 400,000 toneladas métricas de cobre (TMC) proyectadas anualmente, solo produjo algo más de 220,000 TMC.
Las preguntas se vuelven dramáticas si es que recordamos que la demanda mundial de cobre se incrementará en más de 10 millones de TMC, sobre todo por el agotamiento de las minas en explotación. En este contexto, Goldman Sachs acaba de informar que se vienen dos años de super precios, nunca imaginados para el cobre. La libra del cobre en el 2023 alcanzaría los US$ 4.42 y el 2024 llegaría US$ 5.44. ¿Quiénes, pues, son los enemigos del Perú y de los pobres que han desplomado casi a la mitad la producción anual de Las Bambas?
Sin embargo, cuando se repara en el aporte económico y social de Las Bambas al Perú y la región Apurímac, las preguntas se convierten en la convicción de que estamos ante un verdadero crimen económico y social. Recientemente, la minera Las Bambas ha difundido diversos videos en los que presenta cifras asombrosas sobre el aporte de la mina a la región. Entre ellas, se describe cómo se materializó la inversión de US$ 10,000 millones de Las Bambas, una de las más grandes de la historia del Perú. Al respecto se informa que hubo una inversión inicial de S/ 30,000 millones y otra adicional de S/ 10,000 millones. Sin embargo, he aquí lo más impresionante: la inversión de Las Bambas representa el valor de 9 Juegos Panamericanos, de 15 proyectos Majes Siguas II o de 2 Líneas 2 del Metro de Lima. Como se aprecia uno de los emprendimientos más grandes de la historia del país.
En otro de los videos propalados por la minera Las Bambas se describe cómo ha cambiado el rostro económico y social de la región Apurímac. Antes de que la mina empezara a operar, el PBI promedio de Apurímac sumaba alrededor de S/ 2,000 millones. Luego de Las Bambas el promedio bordea los S/ 7,000 millones. Algo más: con estos avances, el PBI por persona de la región se situó sobre los S/ 15,000 superando el promedio nacional. Asimismo, en los videos propalados se informa que Las Bambas representa el 9% del PBI del país y el 75% del PBI regional.
Como se aprecia con absoluta claridad, uno de los efectos más destructivos del año y medio de Gobierno de Pedro Castillo se puede resumir en la caída a más de la mitad de la producción anual de Las Bambas. El Gobierno de Castillo, a través de los gabinetes Bellido y Vásquez, alentó y empoderó a las minorías radicales en sus ofensivas y ataques contra la minería moderna. Y, por otro lado, renunció adrede a defender el Estado de derecho en las regiones mineras, en donde las minorías radicales se impusieron sobre el Estado democrático, la policía nacional del Perú (PNP) y las instituciones del sistema de justicia.
Al respecto, vale recordar que la producción anual de Las Bambas descendió dramáticamente porque, desde el inicio de las operaciones mineras se acumulan más de 580 días de bloqueos de la carretera, lo que impiden trasladar el mineral al puerto. En ese contexto, unas decenas de pobladores de Huancuire asaltaron el tajo Chalcobamba –que debe reemplazar la explotación del tajo Ferrobamba– y se dedicaron a desarrollar minería ilegal a vista y paciencia del Gobierno y de las instituciones.
Si no se recupera el Estado de derecho en Las Bambas y la megamina no produce de acuerdo a su potencial y proyecciones, entonces, la minería moderna se habrá acabado en el país.
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