En el corredor minero del sur –que integran las regiones...
En pleno superciclo de los precios del cobre y cuando diversas entidades especializadas pronostican que la libra del metal rojo llegará a los US$ 5 en el 2024, Las Bambas, una de las diez minas de cobre más grande del planeta, el año pasado apenas produjo algo más del 50% de su producción anual proyectada. En vez de producir las 400,000 toneladas métricas de cobre (TMC) proyectadas, apenas produjo 220,000 TMC.
La barbarie económica y social que representa semejante resultado es la consecuencia directa del año y medio de Gobierno de Pedro Castillo, en el cual se alentó el empoderamiento y la radicalización de los sectores antimineros con objeto de nacionalizar las inversiones en cobre y en recursos naturales. Al respecto, vale recordar que algunas decenas de pobladores de la comunidad de Huancuire invadieron el tajo Challcobamba e impidieron la explotación de esta área, no obstante que Las Bambas había tramitado ante el Ministerio de Energía y Minas todos los permisos correspondientes y se habían desarrollado todas las consultas a la población contempladas en la ley.
Sin embargo, lo más grave del asalto al tajo Challcobamba es que los invasores comenzaron a desarrollar minería ilegal, tal como se constató en una intervención del Ministerio Público y la policía nacional del Perú (PNP). Semejante invasión no permitió compensar la caída natural en producción del tajo Ferrobamba, que se explota desde el inicio de las operaciones (2016). Ese estado de cosas, sumado a los más de 570 días de bloqueos de las vías –desde el inicio de las operaciones–, que impidieron trasladar el mineral al puerto, explica el derrumbe de las proyecciones de producción de una de las minas de cobre más grande del planeta.
Lo que sucede con Las Bambas, a nuestro entender, es un verdadero crimen social en contra de los pobres de la región Apurímac –donde se emplaza la mina– y del Perú en general. En recientes videos informativos propalados por Las Bambas se informa que la pobreza en los distritos vinculados a la influencia directa de la operación bajó del 60% de la población a 40% luego del inicio de las actividades mineras. En otro video propalado por Las Bambas, igualmente, se informa que la operación crea más de 75,000 puestos de trabajo directos e indirectos. Como parte de ese empleo en los distritos adyacentes a la mina se ha creado una red de pequeñas empresas que ofrecen servicios a la minera.
A través de la realidad de Las Bambas es incuestionable constatar el irresponsable abandono del Estado hacia inversiones de talla mundial que cualquier potencia minera quisiera albergar en su territorio, tales como Canadá, Australia, Chile y otros. El Estado no solo es incapaz de construir y garantizar un sistema de vías que posibilite trasladar el mineral al puerto de Ilo de la producción de Las Bambas y otras empresas (cerca del 40% del cobre nacional, sino que también no puede imponer la ley y el orden tal como lo establecen la Constitución y las leyes. Por ejemplo, no se conoce que el sistema de justicia haya procesado a quienes bloquean carreteras y asaltan campamentos mineros no obstante que todos los delincuentes están identificados.
En cualquier caso, no nos cansaremos de señalar que en el futuro de Las Bambas también se juega el futuro de la minería moderna en el Perú.
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