En el Perú, hablar de conectividad es hablar de desigua...
La Sociedad Nacional de Pesquería (SNP) ha informado recientemente que la segunda temporada de pesca de anchoveta generó alrededor de US$ 1,000 millones en divisas. La noticia, de alguna manera, corrobora que el Perú debe apostar por la pesca industrial, a pesar de los todas las oposiciones ideológicas y mercantilistas. Además, según los datos de la misma fuente, la segunda temporada de pesca creó más de ¡700,000 puestos de trabajo!, con ingresos de más de S/ 350 millones para esos trabajadores. Semejantes noticias son sumamente positivas, sobre todo en el contexto de la actual crisis económica originada por la mala gestión estatal de la pandemia.
Si se suman los resultados económicos de la primera y la segunda temporada de pesca de anchoveta, se comprueba que la pesca industrial de anchoveta representa más de 1% del PBI. Si además se agregan los efectos indirectos, a través de los encadenamientos interindustriales, la cifra superaría el 2%. El sector anchovetero, en esta segunda temporada, ha demostrado que está preparado para enfrentar los retos sanitarios, y ha invertido más de S/100 millones en protocolos de bioseguridad para prevenir y atender la pandemia, salvaguardando así la seguridad de los miles de trabajadores.
Como se informó en una nota anterior, el Ministerio de la Producción, a través del Imarpe, suspendió la segunda temporada y solo se puede pescar 88% de la cuota asignada; es decir, 2.45 millones de toneladas de las 2.78 que se proyectó al inicio. Vale indicar también que esa suspensión se hizo para proteger la biomasa de anchoveta, que hoy goza de muy buena salud y bordea más de 8.5 millones de toneladas. Los ecologistas radicales y los sindicatos ilegales desarrollaron una tremenda campaña mediática en la que se advertía la “desaparición” de los juveniles de anchoveta. No obstante, y como siempre, todo fue una suma de falsedades.
¿Qué hace falta ahora? La administración Sagasti debe diseñar un ordenamiento pesquero para la zona sur. Es imposible entender la razón por la que el Produce no ha planteado, en coordinación con el sector privado, un ordenamiento que permita la pesca de anchoveta en esa zona.
Como se ha informado en repetidas oportunidades, una resolución del Produce durante el Gobierno de Humala estipuló que la pesca de anchoveta para el consumo humano indirecto (es decir industrial) se haría desde la milla 5 hacia adelante. Según los funcionarios de aquel entonces, entre la milla 1 y 5 se pescaría para el consumo humano directo. Chile hace exactamente todo lo contrario: su pesca industrial empieza desde la milla 1, y además la talla mínima para la captura de anchoveta es de 11 centímetros cuando en el Perú es 12. El resultado es que el Perú no ha pescado ni un kilo de anchoveta, y todo el recurso se lo ha llevado Chile. ¿A quién se beneficia con este ordenamiento antinacional? El país merece una explicación.
El Gobierno de Sagasti debe observar la norma que suspendió la segunda temporada de pesca en el sur. La pesca de anchoveta es un puntal de la reactivación económica. En el Produce se necesita mayor rigor científico y menos mercantilismo.
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