En el Perú, hablar de conectividad es hablar de desigua...
La feria Perumin en Arequipa ha sido exitosa, a pesar de la coyuntura adversa organizada por la izquierda antiminera. Según la Asociación de Viajes y Turismo de Arequipa (AVIT), el impacto del evento fue positivo para toda la cadena de hoteles, restaurantes, transportistas y traductores, entre otros. Hubo más de S/100 millones en movimiento económico.
Con estos resultados —además de la innovación tecnológica y los avances mostrados por la minería en cuidado de medio ambiente—, el movimiento antiminero fracasó en su intento de boicotear uno de los eventos mundiales más importantes del país. La asistencia de estudiantes, trabajadores, proveedores y público en general ha sido una demostración de la confianza en el sector minero y de su importancia en el desarrollo de la sociedad peruana.
En Perumin, el ministro de Minas (MEM), Francisco Ísmodes, ha señalado que para este año, el aporte por canon minero y regalías llegará a S/ 4,900 millones. De este monto, Arequipa recibirá S/ 750 millones, el segundo mayor monto después del de la región Áncash. Asimismo, aseveró que en los próximos años se espera concretar US$ 21,000 millones en inversiones mineras, de los US$ 57,000 millones en 48 proyectos pendientes en el país. Según Ísmodes, el canon no será destinado a gasto corriente ni consumo, como es costumbre en los gobiernos locales y regionales. El canon será invertido en obras extraordinarias, como construcción y habilitación de colegios, postas médicas, electrificación rural, agua potable y saneamiento y comisarías.
El gran ausente en el evento fue el gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres. Por su propia voluntad, perdió la oportunidad de plantear su visión minera a los actores más importantes del sector y al país. Por el contrario, en una actitud confrontacional, ha dispuesto la prohibición en los colegios públicos de recibir apoyo de la minera Southern. El gobernador Cáceres debe saber que en los convenios de cooperación que suscriben los presidentes de las comunidades y las mineras, lo primero que se acuerda son obras e intervenciones relacionadas con la educación. Con la prohibición de aceptar ayuda de la minera, Cáceres demuestra no estar en sintonía con las comunidades pobres de su región.
Pablo de la Flor, de la Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía (SNMPE) aprovechó el evento para cuestionar la tramitología que todavía subsiste en la burocracia estatal, que ocasiona demoras excesivas en el inicio de los proyecto. “El exceso de trámites no está orientado a fomentar la inversión”, señaló de la Flor.
En este contexto, llama la atención la propuesta de Verónika Mendoza de Nuevo Perú (NP), ex congresista y aspirante a la presidencia de la República, sobre la nueva Ley General de Minería. Mendoza plantea un máximo de cinco años para el plazo de vigencia de los permisos mineros, en lugar de concesiones de más 30 años. Mendoza tampoco está en sintonía con las actividades mineras. Esos cinco años solo se abarcan la prospección, exploración y elaboración, gestión y aprobación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA). ¿Y la explotación del recurso?
Cáceres y Mendoza son parte de la izquierda anticapitalista y antisistema que pretenden desterrar la minería, que representa el 60% de las exportaciones peruanas. En la actualidad, la minería crea 216,000 puestos de trabajo directos y cada uno de ellos genera casi siete empleos indirectos vinculados a todos los sectores productivos del país. La minería en Arequipa, sin los proyectos Tía María y el Zafranal, emplea a 200,000 trabajadores directos con contratos formales.
Perú es blanco de ataques constantes del comunismo y la izquierda anticapitalista. El objetivo es detener las actividades mineras, que transforman positivamente los lugares más alejados del país. Por la ausencia del Estado y por autoridades como Cáceres, las empresas resuelven las necesidades de los pobladores. Diversos convenios de cooperación relacionados con la educación, salud, medio ambiente y actividades económicas de las comunidades se desarrollan con el aporte voluntario del sector privado. Mientras la minería participa en el desarrollo de las zonas alejadas, el comunismo demoniza, ataca, ridiculiza, falsea información, confunde a la población e inventa relatos en contra de la minería.
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