Giuliana Caccia

La familia es el alma de la sociedad

Un debate central para el Perú

La familia es el alma de la sociedad
Giuliana Caccia
15 de mayo del 2024


El 15 de mayo de 2024 se celebra el trigésimo aniversario desde que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció esta fecha como el Día internacional de la familia. En efecto, con la resolución 
A/RES/47/237 la ONU “decidió celebrar el Día Internacional de la Familia cada 15 de mayo, con el fin de dar a conocer las cuestiones relativas a las familias y reflexionar acerca de cómo les afectan los procesos sociales, económicos y demográficos”. Este año 2024, el organismo internacional ha decidido dedicar esta efeméride a “Las familias y el cambio climático”. 

Sirve esta ocasión para hacer algunas reflexiones en torno a la familia. Lo primero que vale la pena recordar es que la misma ONU ha establecido una serie de políticas desconcertantes en relación con el afán que manifiestan de celebrar a la familia. Entre el 5 y el 13 de septiembre de 1994, se llevó a cabo la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de la ONU en la ciudad del Cairo. En esa reunión se adoptó, de manera totalitaria, una estrategia para, como los informes oficiales mencionan, “estabilizar” el crecimiento de la población mundial con gran énfasis en las políticas de salud sexual y reproductiva.

Luego, un año más tarde, en septiembre de 1995, se desarrolló la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing en donde 189 países adoptaron de forma unánime la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Como se describe en la misma página de la ONU Mujer, esta declaración “constituye un programa en favor del empoderamiento de la mujer y en su elaboración se tuvo en cuenta el documento clave de política mundial sobre igualdad de género. Luego de casi 30 años de la realización de estas conferencias, podemos decir con toda certeza que ambas sentaron las bases para fortalecer las corrientes ideológicas antivida y antifamilia que hoy pretenden volverse hegemónicas también en nuestro país. Con la narrativa del género y de los derechos sexuales y reproductivos, el Cairo y Beijing fueron la cuna de la agenda progresista que hoy amenaza con destruir, precisamente, a la familia y —entre otras cosas— sumirnos en un invierno demográfico de consecuencias desastrosas. 

En el 2015 se dio otro paso firme en esa ruta hacia la desintegración de la familia cuando la Organización de Naciones Unidas adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que tiene 17 objetivos y 169 metas, todas con una línea transversal muy clara que busca delinear un ciudadano global sin identidad y sin arraigo a su país, a sus tradiciones, a sus valores y, lo que es más grave aún, a su familia. Sin duda, los últimos 30 años de celebración de la familia han sido para la ONU —paradójicamente— los años en los que más han invertido para desintegrarla.

Una segunda reflexión nos lleva a tomar conciencia de que, por múltiples factores, sociológicos e históricos entre otros, el Perú es el país que ha resistido con mayor fuerza en la región a la imposición de estas agendas que amenazan a la institución familiar. No en vano, según los datos de una encuesta nacional realizada el 2022, el 97% de los peruanos está de acuerdo o completamente de acuerdo con que “la familia es la unidad fundamental de la sociedad”. Y esto a pesar de que nuestro país está en la agenda de grandes organismos internacionales y de ONG locales que, por distintas razones, quieren debilitar la estructura familiar.

Eso nos lleva a una tercera reflexión. ¿Por qué alguien quisiera debilitar a la familia? ¿Por qué hay grandes poderes económicos empeñados en la desintegración de esta institución natural? Una explicación es que la familia constituye la barricada más fuerte que existe contra el avance del progresismo y un núcleo vivo en el que se cultivan y preservan los valores permanentes que nos sostienen como sociedad y nos permiten abrirnos a cambios y avances que generen verdadero progreso para la humanidad. Por eso se dice que la familia es la célula básica de la sociedad. Habría incluso que decir que más que una célula, la familia es el alma de la sociedad. Una célula, manteniendo un parangón con lo biológico y exceptuando a las neuronas, puede morir sin que su muerte produzca ningún cambio relevante ni perceptible en el cuerpo.

Sin embargo, si hoy una sola familia se rompe o desaparece no solo es una gran pérdida por su valor intrínseco como una entidad original y única, distinta a otras, sino que se pierde un bastión imprescindible en esta batalla cultural y espiritual en la que cada una de las familias es vital. Cada vez que una familia busca ser debilitada o desintegrada, o cada vez que un niño nace o crece sin el amor de una familia, la sociedad va perdiendo su esencia, su espíritu y su capacidad de trascender en favor de las siguientes generaciones. Visto desde un ángulo positivo, que una sola familia, solo una, logre preservar lo más valioso entre los valores trascendentes y cívicos, es una inyección de vida para salvar el cuerpo social completo y mantener vigentes precisamente esos valores y tradiciones que se requieren para desarrollarnos como una sociedad sana.

Nuestra familia es un don precioso. Amémosla, cultivemos relaciones basadas en el respeto, el amor y la generosidad. Y desde ahí contribuyamos a construir un Perú más grande para todos los peruanos, incluidos los peruanitos en el vientre de sus madres. ¡Feliz Día Internacional de la Familia!

Giuliana Caccia
15 de mayo del 2024

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