Cecilia Bákula
María Rostworowski: pasión por nuestra historia
En el mes del natalicio de la autor de la “Historia de los Incas”
El mes de agosto nos trae el recuerdo de grandes hechos y personas. Cabe ahora recordar el natalicio de María Rostworowski de Diez Canseco, quien fuera una luz en el trabajo de investigación histórica, por su pasión en la búsqueda y conocimiento de nuestro pasado, por la agudeza de su visión del Perú y por la seriedad de su trabajo intelectual.
María nació el 8 de agosto de 1915 en el distrito de Barranco; sus padres fueron el polaco Jacek Rostworowski; y su madre, Ana Tovar, nacida en Puno. Ambos la introdujeron en el conocimiento del mundo europeo y andino, teniendo una educación cosmopolita en Europa, no carente de problemas y dolores, pues a su familia le tocó vivir los años de la guerra fría, los inicios del nazismo y tiempos terribles de crisis económica conocidos como los años de la gran depresión. Todo ello debió marcar su visión del mundo y esa situación externa, agravada por la tristeza de la muerte de una hermana, debieron llevarla a refugiarse en la lectura, la auto formación y la búsqueda de respuestas en un intento por entender su mundo, su realidad polaco-andina y su añoranza por la tierra que la había visto nacer.
Casada en primeras nupcias con un noble polaco, Zygmunt Broel - Plater, los jóvenes esposos y la familia Rostworowski – Tovar, llegan a Lima en 1935. María se inscribió como alumna libre en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la que descubrió su pasión por la historia, gracias a la labor docente y la riqueza de alma de personas como Raúl Porras, quien literalmente la enamoró hacia el conocimiento de los fundamentos de la historiografía peruana. Recordemos que Porras, extraordinario conocedor de nuestro pasado y excelente analista del mismo, trabajaba en lo que sería luego dos trabajos extensos, ricos y amplios, titulados “Fuentes históricas peruanas” y “Los cronistas”, que ponen de manifiesto no solo sus propios conocimientos, sino la magnitud de la riqueza de las fuentes que, por entonces, se tenía para acceder a la mejor comprensión de nuestro pasado.
Cabe recordar que el libro sobre las Fuentes lleva como subtítulo “Apuntes de un curso universitario” y de ese conocimiento es que se nutrió Rostworowski. En los claustros de San Marcos, María entró en contacto con otras mentes brillantes que la orientan hacia una forma de conocimiento al que ella daría lustre: la Etnohistoria, que fue, sin duda alguna su pasión académica pues en ese conocimiento, ella encontró motivación y razones para escribir nuestra historia. Quizá le debemos a John Murra y a Luis Valcárcel el que ella se dedicara con pasión a la lectura y a la búsqueda de una propia visión del mundo andino.
La producción bibliográfica que María Rostworowski ha dejado como legado a Perú y al mundo entero, nos muestran comprensión de la historia y su gran aporte, creo, es hacer del conocimiento del mundo andino, un saber accesible y motivador.
Siendo fundadora del Instituto de Estudios Peruanos y teniendo allí el cobijo necesario para desarrollar su trabajo intelectual, María destacó como investigadora principal y produjo obras de inmenso significado, de gran rigor académico y, al mismo tiempo, de fácil lectura lo que generó una especie de mayor necesidad por conocer lo nuestro, la historia, sus personajes; a todo ello Rostworowski aportó una visión muy personal, pero profundamente nutrida de las fuentes en las que sustentaba sus escritos. Quizá fue en ese proceso de investigación y estudio en el que ella misma descubrió y obtuvo respuestas a su inquietud respecto a su propia identidad, la que define y arraiga luego de conocer y recorrer mucho de nuestro país.
Ella es una historiadora per se, no obstante no haber hecho estudios formales; poseedora de una gran seriedad académica, opta por escribir y publicar, luego de años de indecisión y trabajo, un primer libro titulado “Pachacútec Inca Yupanqui” y poco a poco se fue enlazando más y más con el mundo andino. Sus obras han batido récord de ventas y entre ellos destaca “Historia del Tahuantinsuyo” que ha aportado, a través de un estilo fácil que en nada la distrae de la seriedad académica, una historia rica en contenido y amplia en motivación para sus miles de lectores. Otras publicaciones de gran valor son “Doña Francisca Pizarro: una ilustre mestiza” que nos descubre a la hija del conquistador español, “Pachacamac y el Señor de los Milagros”, en el que analiza las tradiciones religiosas de ambas realidades y vertientes que se unidas permiten comprender el valor de nuestras tradiciones y su arraigo en nuestra gente, generando un elemento sólido de identidad cultural. Su pasión por los incas quedó plasmada también en “Los Incas” y en “Historia de los Incas” que sentaron bases sólidas para el mejor conocimiento de nuestro origen cultural andino y la importancia de su conocimiento y valoración.
Su trabajo académico le mereció múltiples y diversos reconocimientos; al morir en el 2016, habiendo cumplido ya 100 años, el mejor premio que ella pudo recibir en vida, más allá de los títulos y diplomas, fue la gratitud que le prodigaron todos los sectores y la certeza de que había aportado al Perú una visión clara, documentada y muy novedosa de nuestra historia, valorando el pasado y, de muchas maneras, propiciando una reconciliación entre el mundo andino y el europeo occidental, propiciando al mismo tiempo el orgullo mestizo de nuestra Nación.
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