Carlos Rivera
El horror tiene favoritos
La historia de Michael Corleone, protagonista de la saga “El padrino”
Ningún personaje del cine alcanza la maldad de Michael Corleone. Pocos consiguen imitar sus crímenes, rozar su poderosa inteligencia o su monumental cinismo. Nunca sucumbió a la piedad o la sumisión ni cuando debía ajustar cuentas en familia, No retrocedía en sus decretos. Machista, mirada de hielo y superando a sus propios demonios día a día. Mario Puzo lo creó, Coppola le dio luces y Pacino lo llevó a niveles asombrosos.
Michael Corleone (Al Pacino) aparece en las primeras escenas de El Padrino I en plena fiesta de la familia celebrando el matrimonio de su hermana Constanzia “Connie” Corleone (Talia Shire) con Carlo (Gianni Russo) acompañado de Kay (Diane Keaton). Luce como un joven ejemplar, esperando socializar a su novia y compartir su amor en familia. No se sospecha ninguna inconducta que revele un malvado ser. Además, dice a Kay que no quiere ser como su padre.
Michael es un héroe de guerra y ostenta condecoraciones por su valor a pesar de ser hijo de alguien que usa su poder para satisfacer sus negocios a punta de muertes y vendettas. Un ciudadano americano ejemplar. Como lo repiten sus hermanos Santino “Sonny” Corleone( James Caan) y Tom Hagen(Robert Duvall). Su padre, Vito Corleone(Marlon Brandon), tenía un futuro diferente para él: ser un prestigioso senador o un gran empresario legal que lave el honor de la familia. Pero, ante el atentado que sufre su padre y la guerra declarada por las familias rivales se ve obligado a tomar la posta de la venganza, primeramente matando al jefe de la policía Mark McCluskey(Sterling Hayden) y a Sollozzo, “El Turco”,(Al Lettieri) en un restaurante y luego fugar del país. Michael no es pusilánime, es frío y calculador.
En esos primeros diálogos con su novia no le oculta nada. Ella sabe a qué se dedican pero su amor no parece contaminarse. Él habla con normalidad sin juzgar las atrocidades que parecen no importarle mucho. Michael va educando su odio, a ello le suma astucia y una poderosa intuición para resolver los negocios con audacia. “Sonny” es temperamental, impulsivo y soberbio. Su naturaleza no lo capacita para ejercer un liderazgo, el otro hermano Fredo(John Cazale) es un hombre débil, pobre de carácter; solo sabe recibir órdenes y es cuidado como un niño grande. Tom tampoco puede ser un futuro jefe por el respeto alcanzado como abogado de la familia y no tener la capacidad de organizar y administrar un imperio del crimen. Es obvio que la amargada y sufrida vida amorosa de “Connie” no le permiten siquiera asomar el liderazgo de la familia criminal.
La muerte de Sonny hace que Michael regrese de su escondite en Sicilia además de haber sufrido un atentando en el que muere su joven esposa siciliana. Ha probado el dolor y la revancha criminal contra su familia. Ha sido golpeado y humillado por el corrupto capitán Mark McCluskey, ha sentido la muerte de su hermano “Sonny” acribillado por órdenes de Barzini(Richard Conte) y en complicidad con su cuñado Carlo. Sabe que el único destino que tiene ahora es cumplir con el deber de custodiar a su familia.
Michael va tomando cuerpo como un cínico. Sabe que su padre supo sobrevivir gracias a la frialdad de sus actos, la hipócrita cadena de favores, la astucia para resolver conflictos y anticiparse a las venganzas. El primer examen de cinismo lo manifiesta al elegir acabar con los Dones de las familias rivales el mismo día que bautizan al hijo de Connie mientras un cura recita la renuncia a Satanás y Michael tomaba al bebé en sus manos y lo encomendaba al sagrado misterio de Dios. En esos instantes sus rivales morían a manos de sus sicarios y mientras baja las gradas con el séquito familiar a lado de su hermana “Connie”, un ayudante le avisa algo al oído y llama a Carlo para, según él, cumplir una urgente encomienda y suspender su viaja a Nevada.
En casa lo enfrenta a lado de su hermano Tom y sus ayudantes. Carlo confiesa cómo había fingido una pelea con su esposa “Connie” para vengarse de la golpiza de “Sonny” entregándolo a manos de la familia rival para que lo acribillaran. La escena encuentra ya a un Michael firme en sus decretos, ya no duda ni tiene alguna conmiseración. Ha deshumanizado su ser para cumplir su deber. Abraza a Carlo, le ofrece otra oportunidad y le dice que él jamás dejaría huérfano a los hijos de su hermana y con una misericordia hipócrita lo abraza e incita a largarse pronto. Carlo parece perdonado y espera irse, pero es ahorcado en el auto.
Michael está cumpliendo su papel y sabe que ya no puede contar con Tom como Consigliere y lo conmina a exclusivas labores legales de la familia. En tanto su hermana “Connie” entra arrebatada acusando a Michael de asesinar a su esposo. Los hombres de Michael tratan de calmarla pero no pueden. Él la abraza ensayando una ternura diabólica de confort. Ella, por un momento, controla su ira pero se deshace de su hermano y lo sigue acusando de asesino. Finalmente se va, Kay observa la escena y es testigo de la transformación de su novio en un monstruo. Le pide explicaciones ante la acusación de su hermana. Michael se enfurece como nunca hasta que le dice templadamente que no mandó a matar a Carlo. Kay está tranquila y parece confiar. Va por una copa para aligerar la bronca. Mientras ella prepara un trago lejos del despacho, Michael recibe a unos visitantes que le muestran sus respetos como Don y su ayudante Neri (Richard Bright) poco a poco se acerca a la puerta y la cierra encubriendo el descaro de su jefe.
En El Padrino II Michael ya tiene todo el poder. Recupera la confianza en Tom. Vive junto a “Connie” y vela por su hermano Fredo. Este quiere ser protagonista, ya no el timorato hermano mayor que obedece todo lo que le ordenan. Michael sufre un atentado en su mansión y a partir de ello cambia muchas cosas en las estructuras de poder familiar. Sospecha de sus asesinos pero quiere saber de los conspiradores y en esa búsqueda viaja a Cuba por negocios y es recibido por su hermano Fredo quien sin querer, entre la borrachera y el jolgorio, revela haber estado metido en el intento de asesinato de su hermano. Regresan a Estados Unidos y Michael sabe cuál es su deber. Pero parece que le gana alguna duda sentimental y “Connie” le suplica que no haga justicia.
En el velorio de la matriarca de la familia Michael rehúye de la presencia de su hermano, pero no puede evitarlo y lo encuentra en una mesa devastado moralmente y bebiendo como un pobre diablo. Los invitados miran aquella escena. Lo imposible se da: Michael se acerca, abraza a su hermano y lo perdona. “Connie” creo que no hará nada. A pesar que ella sabe en el fondo de su alma que su hermano nunca retrocedía en sus ajustes de cuentas. Fredo está rendido a un ser ornamental en la casa de los Corleone y sale de pesca con el hijo de Michael, Anthony pero antes de soltar el bote “Connie” le dice que su padre lo llevará de compras a Reno. Fredo se encomienda al Ave María. Al Neri enciende el motor avanzando un pequeño tramo y luego le dispara en la cabeza mientras Michael observa tras la ventana ver cumplida su encomienda.
Han pasado varios años Michael debe cumplir la promesa que le hizo a su padre: ennoblecer el patrimonio familiar. Sus relaciones abarcan la filantropía, la política y las inversiones saludables con las altas esferas del Vaticano. Tiene dos hijos: Mary ( Sofia Coppola) y Antonhy y de pronto aparece el hijo bastardo de “Sonny”, Vicent Corleone(Andy García) quien se enamora de su hija Mary e inician una relación que puede alterar los planes. La tía “Connie” lo coloca en el sitial que le corresponde y lo adiestra en los deberes de preservar la tradición familiar y apoyar a su tío. Michael está viejo y millonario. Es una cumbre de cinismo. Ha forjado un imperio y en el momento cuando decide alejarse de la mafia e intentar negocios legales se ve inmerso en planes de venganza con los troncos de otras familias en Sicilia que vieron en Michael su voraz crecimiento por el mundo. Michael sabe del amor de su hija y su sobrino. Sabe de sus ambiciones y frialdad de Vincent y lealtad a prueba de todo. Sabe que ambiciona el poder de la familia y Michael lo somete en la elección de ser el próximo padrino renunciando al amor de su hija. Acepta y es bendecido.
En la Casa de la Ópera de Sicilia, donde cantaba Antonhy, hijo de Michael, se arreglan una serie de muertes incluida la del jefe de los Corleone. Connie envenena los dulces de su padrino Don Altobello (Eli Wallach) y lo ve desde su asiento como iba comiendo hasta caer por los efectos del veneno. Vincent está a cargo de la seguridad y sabe que tratarán de matar a su tío quien observa el espectáculo desde un palco. El sicario llamado “Mosca” contratado por Altobello no puede cumplir su cometido en medio de la función. Acaba la presentación y la familia sale entre aplausos y aires de festejo, Mary se acerca a su padre y trata de abrazarlo. El sicario, vestido de cura, dirige su arma contra Michael pero en la confusión hiere letalmente a su hija. Todo se detiene, la tragedia es monumental y cruda. Un silencio atroz en la cara de Michael: sus manos tomando su cabeza, la boca abierta exclamando al cielo. Un llanto seco y ahogado. En las gradas el cadáver de su hija, pagando la culpa de todos los crímenes cometidos por su padre. El final de “un maldito bastardo sin corazón”, como le dijo en algún momento su hermana Connie.
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