Cecilia Bákula

América no quiere quiebres a la democracia

El intento fallido de golpe de Estado en Bolivia

América no quiere quiebres a la democracia
Cecilia Bákula
30 de junio del 2024


Un grupo de militares, disidentes de su propia obligación funcional, intentaron ocupar el último miércoles la sede del Poder Ejecutivo en La Paz. Sin duda, esa noticia, que remeció nuestra frágil democracia continental, nos enfrentó una vez más a la realidad de cierto mesianismo que, de cuando en cuando, aborda la mente y las intenciones de algunos militares en la región.

No se trata de cuestionar en esta nota las razones o la carencia de ellas para que un grupo de altos mandos opten por la fuerza para “conversar” o para asumirse capaces de conducir de mejor manera los destinos de la hermana república boliviana. Con la propuesta de “reponer la democracia”, el general golpista usó como estrategia el quiebre del sistema que pretendía proteger.

Sin duda fue acertada la respuesta del presidente Arce ante la intentona de golpe; pero queda en el ambiente la creciente inestabilidad de un régimen que, lamentablemente, está empañado por una severa crisis social y económica que viene siendo socavado por y desde todas las trincheras políticas de esa Nación. Incluyendo la pretensión de Evo Morales de postular una vez más a la más alta magistratura de ese país.

Si bien el líder del intento de golpe ha expresado que una de las razones de su actitud era evitar la candidatura de Morales, por considerarla ilegal y anticonstitucional, ha trascendido que fue el propio presidente Arce el que motivó o propició este golpe para tener pretexto suficiente para intentar una “razia” en la cúpula militar, que no le era tan afín, y colocar a personas de su mayor confianza, aprovechando la circunstancia para aparecer como víctimas y aprovechar de ese sentimiento que siempre da pingües resultados en el sentir de la población.

Se ha sabido que el general Zúñiga, opuesto al régimen y denominándose como “brazo armado para defender la Constitución Política del Estado…”, había prometido que de llegar al poder, liberaría a los presos políticos que purgan carcelería por haber sido opositores al régimen. Entre los presos de mayor relevancia e importancia política está el caso de quien fuera transitoria presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez Chávez, quien purga 10 años de carcelería por su ascenso a la presidencia de la República, luego de la crisis política y la situación de vacío de poder vivido en 2019, que la llevó, por secuencia constitucional a esa rango de autoridad, lográndolo también, de algún modo, a través de un golpe de Estado. A ella se le acusa de delitos que han sido puntualizados, como el de incumplimiento de deberes y de haber dado resoluciones que estaban en contra del ordenamiento constitucional. Áñez Chávez ha recibido el apoyo contundente de demócratas y políticos del mundo pero no ha sido posible, hasta ahora, que su caso haya sido resuelto a nivel de la propia estructura judicial boliviana.

Con ocasión del reciente fallido golpe, Áñez Chávez insiste en que el MAS, partido de Arce y de Evo Morales, debe salir del gobierno, pero por la ruta democrática, a través de un proceso electoral que tendría que llevarse a cabo el próximo año. Al actual régimen de gobierno boliviano le corresponde la tremenda responsabilidad de la generalizada crisis que vive ese país, crisis a nivel económico que afecta el abastecimiento de importantes productos y se ensaña siempre, con la población menos favorecida en todos los aspectos.

Una vez más, la izquierda poco constructiva ha presentado este intento de golpe como un ataque a su ideología y si se comprueba que fue el mismo gobierno el que propició esta asolada e intento contra el orden democrático, estamos ante un modelo de conducta política que, desde mi perspectiva, solo nos hace ver debilidad e inconsistencia. Yo no puedo avalar un golpe pero lo cierto es que la consecuencia parece ser que la victimización de quienes están en el poder, será aprovechada en su favor, máxime cuando se especula si las acciones dirigidas por el depuesto general Zúñiga, fueron de alguna manera conocidas o avaladas por el propio presidente Arce.

Las intentonas que pudieran darse como expresión muy local contra esa propuesta democrática han de ser siempre rechazadas y así lo han manifestado los gobiernos de diversas naciones, aun aquellos que podrían ser de opinión y actitud distinta a las propuestas del MAS de Arce y a la rivalidad evidente entre este último y Evo Morales. Los Gobiernos liberales han expresado su rechazo a todo intento de quiebre democrático en nuestra región y en eso debemos ser enfáticos siempre.

La democracia, por frágil que sea, ha de ser defendida, respetada y es el mejor sistema que tenemos para permitir la construcción –lenta y sosegada, firme y formal– de convivencia y de respeto.

Cecilia Bákula
30 de junio del 2024

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