La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Autoridades y minera Cerro Verde impulsan proeza ecológica
Al contrario de lo que sostienen los ecologistas radicales, la principal causa de contaminación de nuestras aguas y suelos no son los desechos de las industrias extractivas sino los desagües y la basura que arrojamos a diario sobre ríos y lagos. El río Chili, la fuente de agua de Arequipa, es un ejemplo de esta realidad. Pero también es ahora un ejemplo de que, cuando las empresas y las autoridades responsables trabajan juntas, pueden proteger el ambiente de manera efectiva, como lo están haciendo con el río de la capital arequipeña, al que están devolviéndole la vida.
El 90% de las aguas servidas de la capital arequipeña van a parar al cauce del Chili. Solo el 10% son tratadas en la pequeña planta de tratamiento de Chiquillina. El peligro está en que las aguas servidas son portadoras de gérmenes, bacterias y parásitos que causan enfermedades y en que varios estudios han encontrado en el Chili cantidades considerables de esos elementos nocivos para la salud.
La disposición final de la basura es la otra fuente de contaminación del agua de Arequipa. Centenares de toneladas de desechos sólidos son echadas diariamente al río debido a que las autoridades locales han estado, durante décadas, de espaldas a esta realidad, y también por la falta de conciencia cívica en los ciudadanos, quienes ven el río como un botadero natural antes que como fuente de agua y vida.
En medio de este panorama, las autoridades de Arequipa y la Sociedad Minera Cerro Verde han llegado a un acuerdo que permitirá recuperar las aguas del Chili de la contaminación principal: los desagües. Mediante dicho acuerdo, la empresa construyó primero la planta de agua potable La Tomilla, con una inversión de US$ 90 millones, y en estos días está por iniciar la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) La Enlozada.
La nueva planta, que tendrá una capacidad máxima de tratamiento de 3,64 metros cúbicos por segundo, demandará una inversión total de US$ 155 millones La minera invertirá además otros US$ 206 millones en mejorar la red de alcantarillado mediante la construcción de un colector principal, cinco colectores primarios, una línea de impulsión y dos estaciones de bombeo. Según Sedapar, empresa pública encargada del proyecto, cuando se concluya la obra, el 2018, se reducirá en 90% la cantidad de aguas residuales que llegan al Chili.
Grupos radicales han intentado bloquear el proyecto diciéndole a los ciudadanos que la planta traerá malos olores en las zonas aledañas, lo cual ha sido desmentido por los especialistas. Felizmente, el proyecto no se ha detenido.
El progreso del hombre siempre ha tenido impacto en la naturaleza. Sin embargo, el desarrollo del capitalismo, la ciencia y la tecnología están permitiendo recuperar los pasivos ambientales mucho más rápido que antes. Por ejemplo, con la Revolución Industrial Inglesa, las industrias contaminaron el río Támesis, pero un siglo después Londres ha recuperado su río, que hoy luce limpio, con los salmones que habían desaparecido por el envenenamiento del agua.
Arequipa no tendrá que esperar tanto tiempo para poder ver de nuevo las aguas de su Chili sin la terrible contaminación actual. En solo tres años, recuperará su río y muy probablemente regresarán a sus aguas la flora y la fauna que desaparecieron con la basura y los desagües. Pero lo más importante es que, a contracorriente de los ecologismo radicales, la empresa privada se ha convertido en un puntal de la recuperación ambiental. Y como corolario feliz, Cerro Verde invertirá en total US% 4,600 millones en ampliar sus operaciones, que crearán 12,500 nuevos puestos de trabajo. ¿No vale acordarse sobre cómo se paralizó Conga y desencadenó la recesión en Cajamarca?
COMENTARIOS