La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Y perdiendo de vista el enorme bosque de contaminación...
Por alguna extraña razón, el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, parece ver un mayor riesgo de contaminación en donde en realidad es menor, y en cambio se ocupa menos de los problemas mayores de su sector. Esta suerte de miopía política caracteriza a quienes tienen un enfoque ideologizado anti-inversión de la problemática medioambiental.
El ministro ha dedicado su mayor esfuerzo a fijar estándares absurdos - más altos que en Europa y Japón - para las empresas industriales, pesqueras, mineras, petroleras, así como en imponer fuertes multas a quienes los incumplan; y a obligar a los inversionistas a que presenten un estudio de impacto ambiental (EIA) por cada fase del desarrollo de su proyecto, entre otras medidas supuestamente protectoras del ambiente.
¿En cuánto han contribuido estos lineamientos para cuidar el ambiente? En nada. Pero sí han tenido impacto negativo en el crecimiento económico al haberse convertido en los mayores obstáculos para la inversión privada. Es por eso que el Ejecutivo acaba de eliminar los Estándares de Calidad Ambiental (ECA) y los Límites Máximos Permisibles (LMP) fijados por la gestión de Pulgar Vidal, ha rebajado las multas y ha decidido revisar la la exigencia de varios EIA para un un solo proyecto.
Otro problema que preocupa sobremanera al ministro es la relación agua-minería, algo doblemente extraño en un experto que debería saber que el principal ambientalista peruano, Antonio Brack, ha señalado que la actividad industrial minera consume solo el 1% del agua del país, y que además las mineras modernas reciclan el agua que utilizan, la descontaminan y la devuelven limpia a los cauces de los ríos. ¿Qué le preocupa entonces?
Debería preocuparse más bien en atacar la mayor fuente de contaminación que existe, que es la disposición final caótica e insalubre de la basura, desmontes y desagües. La basura es el principal contaminante de los ríos. El Rímac debe ser el más contaminado por la inmensa cantidad de desechos y desagües que recibe a su paso por la capital y el Callao. Algo parecido ocurre en Puno con el lago Titicaca, en Huancayo con el río Mantaro, en Pucallpa con el Ucayali, en Iquitos con el Amazonas. Por ver el árbol, el ministro ha perdido de vista el bosque.
En materia de basura, el Minam presenta en su página web, como uno de sus logros, una licitación para comprar 23 compactadoras de basura, 13 camiones furgón y ocho camionetas, como parte de un Programa de Desarrollo de Sistemas de Gestión de Residuos Sólidos que comprende a 32 de las 180 municipalidades provinciales y 1300 distritales que existen.
La pregunta es ¿Alguien ha visto al ministro Pulgar Vidal liderando una campaña nacional para enfrentar el mayor problema ambiental del país? ¿Cuáles son los proyectos de inversión de su Sector para resolver el tema? ¿Por qué el Minam es duro con los inversionistas y blando con el envenenamiento los ríos y lagos con basura y desagües? ¿Acaso las cosas se explican porque enfrentar a “grandes empresas” da un mayor rédito político? ¿O es que ha hecho suyos los prejuicios anti-inversión privada de los ambientalistas de izquierda?
Un hecho que apuntaría en la última dirección, por ejemplo, tiene que ver con que la bancada del Frente Amplio de Izquierda está promoviendo en el Congreso un proyecto de ley para que el Minam establezca el ordenamiento territorial del país mediante una simple resolución ministerial, no obstante que aqueles transversal a todos los sectores, porque establece las relaciones de la geografía y el medio ambiente con las industrias, agricultura, minería, hidrocarburos y diversas actividades de explotación de recursos naturales.
Es obvio que las empatías políticas del ministro están muy lejos de la decisión de reanimar el crecimiento económico eliminando las trabas que frenan la inversión. ¿Por qué entonces no renuncia Pulgar Vidal estando tan divorciado de los nuevos objetivos del Gabinete?
La respuesta es tal vez que de ninguna manera quiere perderse la oportunidad de co-presidir la Cumbre Global sobre Cambio Climático (COP 20) que se celebrará en Lima, en diciembre de este año. ¿Llegará?
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