Editorial Política

Desterrar el pesimismo de cara a las elecciones del 2026

El Perú se prepara para decidir si afirma el camino de libertades

Desterrar el pesimismo de cara a las elecciones del 2026
  • 03 de julio del 2025

 

Una de las estrategias del jacobinismo revolucionario, del marxismo, de las izquierdas y de los progresismos, siempre ha sido fomentar el pesimismo para desencadenar el cambio radical, para posibilitar la revolución. Así ha sucedido desde la revolución en Francia, pasando por la revolución en Rusia y todos los procesos revolucionarios en Hispanoamérica. El objetivo revolucionario siempre es el mismo: generar la percepción de que todo está mal, que se ha llegado a un momento límite en el que solo es posible la revolución.

¿A qué viene todo esto? Hoy el progresismo nacional, el principal responsable de la debacle nacional, pretende señalar que los yerros del gobierno de Dina Boluarte, los despropósitos del Legislativo, el desborde de la criminalidad y el avance de las economías ilegales nos han llevado a una situación en que solo se debe imponer “el que se vayan todos”. En realidad, la estrategia de la izquierda que propone el fin de todo lo existente solo busca que se queden quienes son los principales responsables del bloqueo nacional. Y si no, por favor, que alguien responda la siguiente pregunta: ¿la elección de Pedro Castillo, el peor candidato en todas las elecciones nacionales, habría sido posible sin la movilización del progresismo en la sociedad? De ninguna manera. No hay posibilidad alguna.

El progresismo pretende construir la percepción de que todo está en el abismo y no hay nada que rescatar. Quizá habría que empezar señalando que las sociedades en donde se elige al peor, generalmente, terminan destruyéndose. Salvando las distancias así sucedió en Alemania y Japón de la Segunda Guerra Mundial, y así acaece hoy en Venezuela y comienza a suceder en Bolivia.

En Perú la elección de Castillo y el golpe fallido del eje bolivariano no ha desencadenado la destrucción nacional. Si bien las instituciones del Estado de derecho están erosionadas; si bien el Ministerio Público ha sido instrumentalizado políticamente (ha desatado una guerra entre instituciones con el objeto de proseguir la judicialización de la política), y si bien hay una tendencia a la anarquía institucional y política y un claro vacío de poder, es evidente que existe una democracia y un Estado de derecho.

En la economía sucede algo parecido. Si bien el progresismo ha construido uno de los estados más burocráticos de la región, que bloquea inversiones y fomenta la informalidad, si bien se ha descontrolado el manejo del déficit fiscal y si bien no hay reformas en la agenda, no hay nada que lleve a señalar que el modelo económico ha sido desmontado.

El Perú, pues, ha resistido a la peor amenaza para la democracia y la economía de mercado que se resumen en la elección del peor; una situación de la que no se han salvado la mayoría de los países.

Las instituciones y el modelo económico, entonces, asemejan a un edificio con las ventanas rotas, las paredes desportilladas y las puertas descuadradas, pero las columnas del edificio están intactas, listas para ser remodeladas. Esta imagen se refuerza, se potencia, cuando reparamos que los demás países de la región se asombran ante la fortaleza del sol peruano, el crecimiento de nuestro PBI en el primer trimestre de este año que casi llega al 4%, el volumen de nuestras reservas internacionales y el avance de nuestros megaproyectos de infraestructura –a pesar de las demoras–, tales como el puerto de Chancay, el nuevo aeropuerto Jorge Chávez, los proyectos hidráulicos para ampliar la frontera agroexportadora, los trenes y metros de Lima y la continuidad de nuestras inversiones mineras.

Hay sobradas razones entonces para ser optimistas, para pensar que todas las tendencias nos señalan que en el 2026 de ninguna manera volveremos a elegir al peor. No aceptemos, pues, el libreto pesimista del progresismo y de las izquierdas. Es evidente que el realismo nos lleva a considerar los graves problemas que enfrentamos, pero de ninguna manera a aceptar el pesimismo generalizado de las izquierdas que forma parte de sus libretos revolucionarios.

  • 03 de julio del 2025

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