Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
La inauguración del puerto de Chancay por la empresa Cosco Shipping Port y el proyecto del puerto Espacial que desarrollará el Ministerio de Defensa del Perú con la NASA, de una u otra manera, abren la posibilidad de que las empresas vinculadas a la IV Revolución Industrial se instalen en el Perú. En el parque industrial que se proyecta en Chancay se podrían asentar factorías del gigante tecnológico Huawei y de BYD, la mayor empresa de autos eléctricos del mundo. En el puerto Espacial de Piura obligatoriamente tendrían que instalarse empresas que colaboran con la NASA, tales como tales como Space X, Blue Origin, Northrop Grumman, Special Aerospace Services, Think Orbital y Vast, entre otras.
Como ya se ha sostenido en repetidas ocasiones en este portal, los dos proyectos mencionados podrían ser las locomotoras del ingreso al Perú a las grandes tendencias de la IV Revolución Industrial, y convertirían a nuestro país en una avanzada regional de las nuevas ciencias y tecnologías. Para alcanzar esos objetivos el país necesita afirmar el Estado de derecho y el respeto irrestricto a los derechos de propiedad. Sin embargo, esos objetivos no son suficientes.
Si en el Perú no se desarrolla con urgencia una revolución del sistema educativo y una reforma integral del sistema de salud no existirá el capital humano –es decir, la fuerza laboral capacitada– para innovar y engancharse con las tendencias de la IV Revolución Industrial. Y por lo tanto, los puertos mencionados en la costa peruana se convertirán en enclaves tecnológicos, tal como sucedía con la minería en décadas pasadas cuando no estaba vigente la Constitución de 1993. En esos tiempos los enclaves mineros eran espacios geográficos aislados de toda la sociedad, eran verdaderas islas de prosperidad rodeadas por sociedades en pobreza que parecían ancladas en siglos pasados.
¡Eso no puede volver a suceder! La única manera de evitar esos escenarios pasa por desarrollar reformas que califiquen nuestro capital humano. Vale señalar que algunos países, los llamados Tigres de Asia, sobre todo Corea del Sur, alcanzaron el desarrollo en apenas cuatro décadas –no obstante que a Occidente este proceso le demandó dos siglos– gracias a la reforma de sus sistemas educativos y de capital humano.
En el Perú la reforma del sistema educativo es una gran interrogante. Se ha avanzado bastante con la creación de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) y con la obligatoriedad del licenciamiento de las universidades y los centros de educación superior. Igualmente, la posterior reforma de la Sunedu, que establece que el licenciamiento es por una sola vez ante el Estado en tanto que la acreditación de las carreras se vuelve un proceso permanente, es una decisión clave que emula a los grandes sistemas universitarios occidentales y nos aleja del controlismo estatista sobre la ciencia y la educación. Sin embargo, estamos a años luz en investigaciones, ciencia y tecnología del promedio de los países que desarrollan la IV Revolución Industrial.
En la educación básica, igualmente, se ha avanzado en algunas áreas, pero no existe nada que indique el desarrollo de una reforma integral. Según el educador Idel Vexler, en la actualidad, por ejemplo, el 80% de los 450,000 maestros ya pertenece a la carrera pública magisterial. Un hecho que representa un avance gigantesco frente a la precariedad del periodo 2015 - 2019. Sin embargo, de un total de 54,000 colegios públicos alrededor de 20,000 están en condiciones precarias en cuanto a infraestructuras –incluso agua y saneamiento– y equipamiento tecnológico. Vexler señala que los S/ 5,000 millones que se destinan para 100 colegios bicentenarios –equipados con infraestructura y tecnologías– es absolutamente insuficiente, considerando que 20,000 centros educativos están colapsados hacia el inicio del nuevo año escolar en el 2025.
En síntesis, sin Estado de derecho y sin reformas de la educación y del sistema sanitario los megaproyectos de Chancay y Espacial pueden convertirse en otra oportunidad perdida para el país.
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