Postradas en la mediocridad

La crisis de la educación pública peruana se refleja a través de diversos indicadores, uno de los cuales es el nivel de inversión que destinan las universidades a la investigación e innovación científica y tecnológica en favor del desarrollo. ¿Cómo vamos en este campo?

Hasta la década pasada las universidades no investigaban por falta de recursos económicos. Hoy, gracias al crecimiento económico, tienen los recursos para hacerlo y sin embargo no lo hacen o lo hacen muy poco. Según la Comisión de Ciencia y Tecnología del Congreso de la República, el 2013 las 42 universidades estatales recibieron 828.5 millones de soles para ser destinados a investigar, pero sólo gastaron 116 millones o sea el 14%.

Las universidades emblemáticas del Estado: San Marcos, la UNI, Federico Villarreal y La Cantuta no gastaron ni un solo sol de los fondos que se les asignó para investigación.

Entre el 2004 y el 2012, las 42 universidades públicas recibieron en total 2,156 millones de soles para hacer investigación y solo ejecutaron el 45% de esa cifra y, en algunos casos, dándole otro destino, como, por ejemplo, gasto corriente..

Por mandato de la Ley 28077, los gobiernos regionales entregan a las universidades públicas de su región el 20% de lo que reciben por canon para investigación científica y tecnológica, pero éstas tampoco se atreven. En Cusco, por ejemplo, la universidad San Antonio de Abad recibió entre el 2004 y 2012 un total de 355.8 millones, pero apenas ejecutó solo 85 millones.

Como consecuencia de esta situación, el Perú está muy rezagado en la inscripción de patentes en el Tratado de Cooperación en Patentes (PCT), administrado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que brinda protección jurídica global a las patentes.

Una patente es la propiedad intelectual de una innovación, y ésta es un invento exitoso en el mercado. Si no tiene éxito en el mercado se queda solo como invento.

El 2012 nuestro país presentó 11 solicitudes de patentes al PCT, mientras que Brasil presentó 587, México 190, Chile 118 y Colombia 73. Los chilenos nos llevan una ventaja de 10 a 1.

Con Estados Unidos la diferencia es abismal: 51,677 patentes; igual con Japón (42,787), China (19,930) y Corea del Sur (11,869). Pero más ilustrativo es el caso de Israel (973), un país de cuatro millones de habitantes. En todos esos países el principal agente innovador es la universidad.

La gran interrogante es, ¿por què la universidad pública peruana, no obstante que cuenta con recursos, investiga poco o nada? La respuesta es un problema estructural: El desgobierno y la anarquía que impera en ellas. El modelo asambleísta vigente propicia que sus autoridades sean elegidas tras negociaciones entre grupos organizados en función de intereses políticos, cuando deberían ser electas solo por sus méritos académicos. Y como es obvio, para esos grupos la prioridad NO es invertir en innovación científica y tecnológica, sino utilizar los claustros como cajas de resonancia política y desviar recursos hacia sus partidos políticos.

Lamentablemente, el proyecto de ley universitaria del Congreso propone no solo mantener el modelo asambleísta sino extenderlo a las universidades privadas, lo cual significaría instaurar el imperio de la anarquía y la mediocridad académica en todo el sistema universitario. Esperemos que el Legislativo reflexione y rectifique, por el bien del país y de nuestra educación.