Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
Acaba de conocerse que María Gisella Orjeda Fernández, Víctor Antonio Peña Rodríguez y Juan Martín Rodríguez Rodríguez han sido seleccionados para ocupar la presidencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec). Un Comité de Selección definirá el tema en las próximas horas. Como todos sabemos, Concytec es el órgano rector del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, y su función es normar, dirigir y orientar las acciones del Estado en estas áreas a nivel nacional.
En este portal no solemos pronunciarnos por la idoneidad de los postulantes, sobre todo luego de haber pasado un sistema de selección. Sin embargo, nos preocupa en extremo la tendencia estatista y anti inversión privada de la señora Orjeda Fernández, que demostró durante su paso por la Superintendencia Nacional de Educación Superior (Sunedu) y la propia presidencia de Concytec.
Cuando se creó la Sunedu –algunos años atrás, bajo dependencia directa del Ministerio de Educación (Minedu)– y se inició el proceso de reforma universitaria, esa reforma nació con un claro sesgo estatista y en contra de las universidades societarias (privadas). En ese entonces se desarrolló una intensa campaña contra el llamado “lucro”, pretendiendo demonizar a la inversión privada para erradicar a este segmento del sistema educativo. Se pretendía culpar a la inversión privada de la mala calidad educativa, no obstante las claras responsabilidades del Estado acumuladas en décadas.
Sin embargo, el proceso de licenciamiento posterior demostró que existían universidades públicas, asociativas (privadas que no reparten utilidades) y societarias de excelencia y calidad y, por supuesto, también de muy baja calidad. Las universidades privadas de calidad fueron las primeras en licenciarse y hoy compiten en los primeros lugares de los rankings académicos y de investigación.
Mucho tiempo se perdió en esa guerra contra la inversión privada en la educación. En lugar de gestar un bloque a favor de la calidad de universidades públicas, asociativas y societarias, que erradicara con rapidez la mediocridad y la mala calidad, se empezó una guerra sin sentido.
En ese contexto, nos preocupa en extremo que una eventual elección de la señora Orjeda en la presidencia de Concytec resucite esos momentos que la reforma educativa ha superado largamente. Los cambios y reformas en la Sunedu deben tener continuidad con la elección del presidente de Concytec.
COMENTARIOS