Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
El Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) realiza cada tres años una evaluación mundial (en más de 80 países) de la competencia de los estudiantes escolares en tres áreas: matemáticas, lectura y ciencia. Como se sabe, el Perú participa en esta pruebas y suele aparecer entre los últimos lugares (aunque cada año se mejora un poco); lo que no se sabe, o no ha sido suficientemente difundido es que si se divide a los estudiantes peruanos evaluados entre aquellos provenientes de escuelas públicas y privadas, los primeros están muy por encima del promedio mundial, mientras que los segundos están muy por debajo de ese promedio. Así lo ha hecho notar el informe “Educación Peruana, una lectura comparada de PISA 2018: colegios privados con aprendizajes de primer mundo”, publicado por el Observatorio Educativo.
Las pruebas PISA se realizan cada tres años, y la más reciente fue en el 2018 (la del 2021 no se pudieron llevar a cabo por la pandemia). En ella se evaluó a jóvenes de 15 años de edad (es decir, que están a punto de dejar la escuela) en las tres áreas ya mencionadas. En lectura, por ejemplo, los países de la OCDE, aquellos más desarrollados, tienen como mínimo una calificación de 480 puntos. Los estudiantes peruano obtuvieron 401 puntos, lo que los pone por debajo del promedio mundial, que es 408 puntos. Pero si se hace el desagregado entre estudiantes peruanos según sus colegios de procedencia, los de colegios privados obtuvieron 457 puntos (es decir, por encima del promedio mundial y cerca del puntaje señalado para la OCDE) mientras que los provenientes de colegios privados solo obtuvieron 381 puntos. Y si se trata de colegios estatales rurales, la calificación baja hasta 323 puntos. En las áreas de matemáticas y ciencias los resultados son muy similares.
No obstante estas cifras irrefutables, en el Poder Ejecutivo existe una declarada aversión al sector privado de la educación; “los mercaderes del templo” lo llegó a llamar el ex ministro Carlos Gallardo. Suponemos que existe ahí un prejuicio latente, de que la educación privada solamente es accesible para los sectores económicos más altos. Pero como ha señalado el estudio “La contribución económica de la educación privada en el Perú”, realizado por Apoyo y Consultoría, el 74% de los alumnos de los colegios privados pertenecen a los sectores socioeconómicos C y D. Es decir, que ante la baja calidad de la educación pública, los sectores emergentes están optando por enviar a sus hijos a escuelas privadas. Y eso a la vez es un importante aporte al sector Educación, ya que un tercio de la población escolar ya está en colegios privados, y el presupuesto de la educación pública tiene ahora que cubrir a un mucho menor número de estudiantes.
En el mencionado estudio de Apoyo se demuestra, con cifras oficiales, que en el 2019 el sector privado de la educación aportó al S/ 13,000 millones, una suma que representó el 60% del PBI del sector. Y que los impuestos pagados por las instituciones educativas privadas sumó S/ 1,200 millones, lo que refuta la leyenda de que están exoneradas de pagar tributos. Por todos lados, la gestión y la calidad de la educación brindada por las escuelas privadas han demostrado ser mucho mejores que las de las escuelas públicas. En lugar de atacar al sector educativo privado, el Estado debería tomarlo como modelo para elevar la calidad de la educación de todos los peruanos.
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