Luego de la caída del Muro de Berlín, a fines de...
A inicios de este mes, la Primera Sala Penal de Apelaciones de Arequipa ratificó la sentencia condenatoria en contra de tres exdirigentes del Valle de Tambo, denunciados por protestas contra el proyecto minero Tía María. Como se sabe esas protestas, manifestaciones y bloqueos de vías se realizaron en el año 2015, a lo largo de dos meses, y en contra de la empresa concesionaria, Southern Peru Copper Corporation. De esta manera se confirma que esos disturbios, que llevaron a que se detenga la ejecución del gran proyecto minero, en realidad no eran parte de un conflicto social, sino una bien organizada estrategia de un grupo de agitadores antimineros.
El proyecto minero Tía María está ubicado en el valle de Tambo (Arequipa) y cuenta desde hace bastante tiempo con todas la autorizaciones del Estado, incluso con la llamada “licencia social”, por lo que no hay ningún impedimento para que inicie su etapa de construcción. Es además uno de los más importantes proyectos en cartera que tiene la minería peruana, pues la empresa concesionaria proyecta una inversión de US$ 1,400 millones. Tía María producirá cerca de 120,000 toneladas métricas de cobre (TMC) anuales y aportará al país más de S/ 300 millones en canon y regalías. Además generaría 8,000 empleos en su zona de influencia (la provincia de Islay y el valle de Tambo). Sin embargo, como hemos visto, la acción de minorías radicalizadas, así como la ideologización del actual Poder Ejecutivo siguen retrasando este proyecto tan necesario para la economía de Arequipa y el Perú.
¿Y en qué se basan el radicalismo antiminero para oponerse a la ejecución de Tía María? Ellos han creado una serie de leyendas sin ninguna base científica. Por ejemplo, afirman que con Tía María se acabaría con la agricultura local, porque “consumirá toda el agua que hoy sirve para el riego”. Totalmente falso, porque Southern invertirá alrededor de US$ 90 millones en la construcción de una moderna planta desalinizadora para procesar el agua del mar, y en sus operaciones solamente utilizará esa agua procesada proveniente del mar. Pero no solo eso, además Southern ya está apoyando a la agricultura de la región. Hace unas semanas la empresa donó equipos e infraestructura a la Comisión de Riesgo de San Juan de Catas (distrito de Punta de Bombón, en la provincia de Islay). Estos equipos servirán para evitar las inundaciones causadas por el aumento de caudal del río Tambo en temporada de lluvias. Y a eso se suma las capacitaciones que brinda a los habitantes de los distritos de Deán Valdivia y Mollendo, como parte del programa Valle Unido, que ayudará a mejorar la competitividad de la agricultura en esos distritos.
Todos los otros argumentos en contra del proyecto ya han sido refutados ampliamente. Las operaciones mineras se ubican en el desierto de La Joya, muy lejos de los centros poblados y del valle de Tambo. Para la producción del cobre se utilizará la tecnología de oxidación y lixiviación, considerada la más limpia y amigable con el medio ambiente. Además,la extracción del mineral se iniciará a 150 metros de profundidad del tajo a cielo abierto, para evitar que el polvo, producto de las explosiones, alcance superficies fuera del tajo. Y esas explosiones se realizarán al medio día, hora en que, de acuerdo a estudios realizados, los vientos soplan, en dirección opuesta a los poblados y sembríos. Todo eso lo saben plenamente los pobladores de la región. Además la empresa está implementando una estrategia para el desarrollo sostenible de la región, en la que participan diversas organizaciones, líderes e instituciones de la sociedad civil. Y como resultado de esta estrategia ya existen diversos proyectos de salud, agrícolas, sociales, todos hasta el momento exitosos.
Un dirigente de Southern ha declarado recientemente: “Esperamos que el Gobierno peruano reconozca el significativo progreso que el proyecto ha hecho en el frente social y las importantes contribuciones que Tía María generará a la economía del Perú y, consecuentemente, tome las medidas necesarias para proveer el apoyo adecuado para iniciar la construcción”. Es lo que todos los peruanos, y especialmente los arequipeños, estamos esperando.
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