En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
La industria petrolera es una de las más afectadas por la pandemia del coronavirus. La mayor parte de los pozos petroleros y refinerías en el mundo están paralizados, los tanques de almacenamientos están totalmente llenos, los buques de carga estacionados en altamar y miles de trabajadores pierden sus puestos de trabajo. En Perú, según Perupetro, la producción de petróleo entre febrero y marzo cayó 20%, de 61,200 barriles de petróleo diarios a 48,500.
No obstante que sus costos de producción son los mínimos permisibles, los lotes de petróleo de la selva interrumpieron sus actividades porque las operaciones en el Oleoducto Norperuano (ONP) fueron suspendidas debido a la pandemia. Una norma del Ejecutivo señalaba que las personas mayores de 60 años –la mayor parte de los trabajadores del ONP– deben abandonar sus empleos. Aún cuando la caída del precio del barril a nivel mundial no representaba peligro para la producción nacional de crudo, el confinamiento de las operaciones en el ONP hubiera servido para aprovechar la experiencia de los trabajadores mayores, quienes entrenarían a los nuevos empleados.
No obstante, para evitar el devastador cierre definitivo de los lotes de petróleo ubicados en la Amazonía peruana, Seferino Yesquén, presidente de Perupetro, plantea diferir –mediante adendas contractuales– por 90 días el pago de regalías de las concesiones petroleras. Y después de los 90 días, ¿qué? Según Pablo de la Flor, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), “existe el riesgo de devolución de lotes a Perupetro y el consecuente despido de personal calificado y la pérdida de ingresos para el Estado. Asimismo, el incremento de costos de seguridad, monitoreo y mantenimiento de las instalaciones abandonadas por parte del Estado, hasta entregar los lotes a nuevos contratistas”.
Para Enrique González, experto en temas de hidrocarburos, las actividades relacionadas con el petróleo y el gas dependen del volumen de producción, las transacciones internacionales, las características de cada pozo y los eventos que impactan en el mundo. González señala una vez más que no es prudente establecer valores porcentuales fijos al canon y las regalías a los concesionarios de los lotes. Y tampoco plazos perentorios. “Establecer porcentajes fijos espanta a los inversionistas. Lo razonable es establecer variables que determinen el valor porcentual del canon y las regalías, dependiendo del comportamiento del mercado. Cusco, Loreto y Piura recibirían más canon y regalías cuando el precio del barril del petróleo y del gas suban en el mercado internacional. Cuando bajen los precios, los concesionarios ajustarán sus valores de producción para cumplir sus obligaciones económicas”, señaló González a El Montonero en octubre de 2018.
Las regalías generadas por el petróleo en el Perú bajaron de US$ 62.8 millones en enero pasado a US$ 13 millones en abril. La reducción de la producción afecta también al canon que reciben regiones como Loreto, azotada gravemente por la pandemia y con el mayor número de muertos después de Lima, debido al abandono de la responsabilidad de la salud pública por parte del Estado. Piura y Tumbes recibían en enero pasado US$ 12.8 millones por canon, y en abril solo recibieron US$ 4 millones. Además, en Loreto y Piura se han perdido 10,000 puestos de trabajo.
Después de la pandemia del coronavirus, el Perú debe convertirse en un país atractivo para las inversiones. Esa es la responsabilidad del Gobierno. Una simple norma para exploraciones en aguas profundas de gran riesgo y la selva amazónica –basada en la actual Ley de Hidrocarburos y en la realidad del mercado internacional– para mejorar la competitividad nacional. Para agilizar los trámites, el nuevo reglamento debe considerar el “silencio administrativo” y los principios de la celeridad, eficacia, simplicidad, verdad material, uniformidad, predictibilidad y acceso permanente a la administración pública. Asimismo se debe sustituir el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) –procedimiento repetitivo y registrado durante años en los organismos del Estado correspondiente– por una Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Y elaborar un mapa EIA de todos los pozos existentes en el Marañón y el zócalo continental peruano para facilitar las exploraciones.
El coronavirus está a punto de desmantelar la industria petrolera peruana. Un total de US$ 700 millones de inversiones en exploraciones han sido postergados. Según el Banco Central de Reservas (BCR), el sector de hidrocarburos retrocedió 78% en el primer trimestre, respecto al año pasado: de US$ 237 millones de ganancias en 2019 a US$ 52 en el mismo periodo de este año.
La pandemia del coronavirus es la oportunidad para que el Perú se renueve. Por demagogias populistas el país puede perder más empleos, y la pobreza podría incrementarse más del 8% previsto para fin de año. ¡Manos a la obra! Las inversiones pos coronavirus se establecerán en los países confiables y predictibles, y el Perú debe ser uno de ellos.
COMENTARIOS