Juan Sheput

Hagamos el esfuerzo de mirar a otro lado

No elijamos a candidatos que en su campaña insultan o agreden

Hagamos el esfuerzo de mirar a otro lado
Juan Sheput
25 de julio del 2025


Las conversaciones al paso son parte de la normalidad en la vida de una persona pública. Si se trata de un político, con mayor razón. Por ello de manera permanente soy protagonista de conversaciones al paso, en las cuales el ciudadano de turno me manifiesta sus pesares, cuestionamientos, preocupaciones y, de vez en cuando, alegrías.

Sin embargo, algo que me llama la atención viene sucediendo en los últimos días. En estos encuentros casuales veo a personas desconcertadas. El pueblo peruano, es un hecho concreto, está acostumbrado a consumir política, a preocuparse de los hechos políticos, a vivir enchufado con lo que acontece. Y es por ello que, en estos días, acude con preocupación a lo que nos viene sucediendo y, ante ello, con justa razón se siente desconcertado, preocupado, desanimado.

Ya no se trata solo de la desfachatez (llámelo si quiere sinvergüencería si apuesta por la crudeza) de la presidenta Dina Boluarte, que ignora lo que significa la palabra legitimidad, y que impulsa medidas desatinadas y desconectadas de la realidad, como su aumento grosero de sueldo o la entrega de unidades de lujo al alto mando de la policía. Ya no se trata de los penosos candidatos a la mesa directiva del Congreso o que surja un “mochasueldo” más. En cierta medida la ciudadanía no espera nada ni del gobierno ni del Congreso. Los repudia, de allí el cero estadístico que ambos poderes tienen de aceptación. El desconcierto surge cuando la esperanza se disipa, cuando ve que el elenco que se supone tiene que reemplazar a los actuales inquilinos de Palacio y del Congreso cae en situaciones igual de vergonzosas o mediocres. Allí aparece la sensación de que no hay futuro. Y eso no solo es desconcertante, sino que es muy peligroso para la supervivencia de la democracia. 

¿Cómo creen ustedes que se siente un ciudadano cuando un aspirante a la presidencia, que en la actualidad es alcalde, se dedica a insultar o agredir cuando es cuestionado? ¿O cómo creen que se siente un ciudadano cuando lo inservible quiere ser transformado en útil en base a una repugnante mentira? No solo se desilusionará, sino que la sensación de hartazgo lo puede llevar a optar por ser indiferente ante el que gane (“que gane cualquiera”) y así contribuir a que nuestro país siga en caída libre.

No hay nada más fácil en política que insultar, agredir o denunciar. Inclusive uno puede tercerizar el esfuerzo contratando granjas de troles o bots. Lo difícil en política es convencer, consensuar, disuadir, llegar a acuerdos. Y eso es lo que necesitamos, no caer en el desconcierto. Sí hay esperanza y sí habrá un futuro mejor si es que miramos a otro lado, dejando atrás al que insulta o agrede, y buscando al que convoca, convence y propone. Hagamos el esfuerzo.

Juan Sheput
25 de julio del 2025

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