Juan Sheput

De trenes y falsas expectativas

El voluntarismo suena bien, pero no es un atributo en política

De trenes y falsas expectativas
Juan Sheput
18 de julio del 2025


No es primera vez que en nuestro país surgen grandes expectativas por asuntos de trenes. Ya antes, durante el primer gobierno del presidente Alan García, atravesamos por un evento muy similar a lo que acontece en estos días con los trenes que cubrirían la vía Lima-Villa El Salvador. Corría el mes de noviembre de 1986, en plena etapa final de las elecciones municipales y, en el Ovalo de Higuereta, Alan García anunció la construcción de un tren eléctrico que iría desde Lima Sur  hasta el centro de la ciudad pasando por la Av. Aviación. No había expediente técnico, no se sabía ni el modelo de trenes. Sin embargo, se empezó la construcción que luego de un año culminó con un recorrido de poco menos de 2 kilómetros con trenes donados por Italia. Allí quedó el proyecto. Tuvieron que transcurrir 20 años para que el tren recién se hiciera realidad.

En estos días también tenemos una historia de anuncio de trenes con rutas ya determinadas, pero sin expediente técnico ni estudios de viabilidad. Al igual que en 1987 llegaron trenes donados pero que no se ajustan a nuestra realidad. Al tener una sola vía los trenes tendrán un servicio muy limitado en horas de la mañana (de ida al Callao) y en la noche (de retorno a Chosica). Podrán llevar aproximadamente 11,000 pasajeros según cálculos de los mismos operadores interesados. Para un mercado de 600,000 pasajes diarios en esa ruta no solucionará las angustias de la población. Se despertarán expectativas innecesariamente.

Los defensores de la donación hablan de que los trenes tendrán duchas y baños. En los trenes de cercanías no son necesarios. Cuando el recorrido es corto, lo que interesa es el número de pasajeros. Los trenes y ómnibus en los países desarrollados tienen pocos asientos. Lo que importa es el traslado con niveles de comodidad. No existen tampoco las vías adecuadas ni las exigencias de seguridad. Una vez más, según los especialistas, hacer viable el tren exigiría por los menos tres años con altísimos costos sociales y económicos de expropiación.

El voluntarismo suena bien, pero no es un atributo en política. Suele hacer mucho daño, pues está emparentado con el populismo. Cuesta mucho, en expectativas, frustraciones y dinero. Y cuando la realidad se imponga y no exista una obra, no es cuestión de echarle la culpa a ministros o políticos. Una discusión de este tipo simplemente no existiría si es que antes hubiera habido un expediente técnico que nunca se hizo. El informe técnico nos diría si el proyecto es viable, los costos que involucraría, las obras que se deberían realizar y el modelo de tren a utilizar. Esto último si se decide por este medio de transporte.

En materia de gestión pública la crítica es muy necesaria pues ayuda a mejorar la decisión. La crítica en ese sentido debe ser bienvenida y no respondida con insultos, juicios o agravios. No faltará quien defienda la decisión del alcalde López Aliaga. Están en su derecho, pero también deben dedicarle un tiempo a reflexionar sobre si lo que están defendiendo es viable, se hizo bien o no.

Juan Sheput
18 de julio del 2025

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