En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
Según el Banco Central de Reservas (BCR), en el primer trimestre del 2020 el sector minero perdió 78.70% de sus utilidades debido a la pandemia del coronavirus y la suspensión de las actividades productivas: en el primer trimestre del año pasado tuvo utilidades de US$ 859 millones, y en el mismo periodo de este años fueron de US$ 185 millones. Asimismo, US$ 14,700 millones de inversiones mineras programas corren el riesgo de ser postergados este año por la lentitud de la reactivación económica, por los protocolos de bioseguridad exigidos a los proyectos mineros.
Solo 36 minas han reiniciados sus operaciones, según Pablo de la Flor, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE). Pero son 51 proyectos los que esperan los permisos correspondientes. La construcción de los proyectos Quellaveco (Moquegua) y Mina Justa (Ica) continúa adelante. “Lamentablemente, Perú ha perdido su producción de oro en momentos en que el precio internacional han alcanzado niveles históricos”, puntualizó De la Flor.
Frente a la grave recesión, la burocracia estatal ha comenzado a plantear normas extremas de bioseguridad que complican y retrasan los proyectos mineros, y que además plantean un falso dilema entre política sanitaria y reactivación. En Colombia, por ejemplo, en los nuevos proyectos mineros –dentro del plan de reinicio económico pos coronavirus– se prevé conseguir US$ 700,000 millones en regalías para promover el bienestar de la población.
En Perú sucede todo lo contrario: el primer ministro, Vicente Zeballos confirmó la posición del presidente Martín Vizcarra sobre la minería: Tía María no va. Según la autoridad “hasta que no se resuelva el tema social”. Al respecto, en la Red de Comunicación Regional (RCR), el ex presidente de la SNMPE señaló que “si al premier Vicente Zeballos no le gustan estos proyectos que explique qué propuesta tiene para remontar la caída del 15% del Producto Bruto Interno (PBI)”.
En este escenario de reactivaciones económicas por fases, sin considerar la recesión mundial y con un escenario social adverso, llama la atención la exclusión de la mediana, pequeña y minera artesanal. Más de 400,000 mineros artesanales han dejado de producir, y dos millones de trabajadores indirectos han perdido sus trabajos. Empleos que en la zona andina –donde el Estado abandonó totalmente sus responsabilidades vinculadas con la salud– son el ingreso económico de los más pobres. Sin embargo, en Arequipa, Puno y La Libertad, regiones con numerosos asentamientos mineros pequeños y artesanales, las autoridades locales ya han desarrollado protocolos de protección sanitaria para el reinicio de estas operaciones.
Víctor Gobitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), ha señalado que las fases de reactivación deben ser más cortas y ágiles, de una o dos semanas, y no de meses. “Postergar (el reinicio de las operaciones mineras) impacta en los empleos”, señala Gobitz. Vale destacar que la caída del empleo impacta en la pobreza. Y si la reactivación tarda, el incremento de la pobreza –de 8% a fin de año según Macroconsult– sería mayor. En la práctica, de acuerdo al plan de reactivación minera elaborado por las autoridades, solo un 30% de las unidades mineras han reiniciado sus operaciones. Y hay algunos proyectos que continuaron operando durante la cuarentena, manteniendo los protocolos de bioseguridad establecidos por el Minsa. Además, para Manuel Fumagalli Drago, presidente de la SNMPE, en la primera fase de la reactivación económica solo se producirá el 80% de la capacidad instalada.
A la fecha, el coronavirus ha dejado en el sector minero una persona fallecida y tres casos de contagio masivo, controlados exitosamente: pruebas de contagio, cuarentena, tratamiento médico y asistencia inmediata. La minería continúa adelante, aprendiendo de la adversidad. No hay mal que por bien no venga. El confinamiento de las operaciones mineras sirvió para aprender de la pandemia, mejorar la gestión de salud ocupacional y establecer los procedimientos para situaciones similares que se puedan presentar más adelante.
La minería es una actividad esencial para la economía nacional. Representa alrededor del 60% de las exportaciones totales, 12% de la producción nacional, cerca del 30% de la renta nacional y 13% de las inversiones totales. La minería –grande, mediana, pequeña o artesanal– reduce la pobreza creando empleos en todos los niveles profesionales y en todos los estratos sociales. Sin minería, la economía peruana sería inviable.
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