En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
El 40.5% de caída de la producción nacional en el mes de abril, el 47% de disminución del empleo formal y los 2.4 millones de empleos perdidos han hecho sonar todas las alarmas de los sectores económicos. Con este panorama de alta preocupación, las inversiones privadas reaccionan para evitar el desplome de la economía poscoronavirus.
Para recuperarse de la dramática caída de la producción nacional en el plazo más breve, las compañías mineras han anunciado la continuidad de las operaciones de manera aislada y han dispuesto pruebas masivas a todos los trabajadores del sector. La meta es alcanzar el 80% de la producción a partir de los próximos días, y para setiembre lograr la plena capacidad. Ya son 41 unidades mineras –de 87 que han solicitado reiniciar sus actividades productivas– que se suman al reinicio de las operaciones. Además, de los 210,000 trabajadores mineros, unos 170,000 estarían trabajando, y a 90,000 de ellos se les ha hecho pruebas de detección de contagio de coronavirus.
También se ha señalado que para evitar el contagio –debido a la frecuencia de los desplazamientos de los trabajadores de sus centros de trabajo a sus hogares fuera del campamento– se han establecido turnos de 28 días con 14 días de descanso. El modelo de cuadrillas de 5 a 10 trabajadores, distanciados dos metros entre sí, se impone para evitar los contactos físicos. Es entonces hasta infantil el señalamiento de la ONG antiminera Derechos Humanos Sin Fronteras (DHSF) de que “(las mineras) están contagiando con el coronavirus (a las comunidades)”. ¡Qué falta de seriedad!
Por la cuarentena provocada por la pandemia del coronavirus, los principales proyectos mineros fueron afectados. Según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), la producción de cobre cayó en marzo pasado (respecto a marzo de 2019) 49% en Cerro Verde (Arequipa), 23% en Antamina (Áncash), 15% en Las Bambas (Apurímac) y 9% en Toquepala (Tacna) y Cuajone (Moquegua). Asimismo, según el Banco central de Reservas del Perú (BCRP), la cotización del cobre cayó 9% en marzo pasado respecto a febrero 2020. Según Julio Velarde, presidente del BCR, “la situación es dramática porque Perú ha sido uno de los países con mayores restricciones impuestas”.
En este contexto, las inversiones mineras peruanas reaccionan de manera inmediata, como reaccionaron cuando el coronavirus ingreso al país, confinando sus operaciones y cumpliendo sus responsabilidades sociales. El sector minero entregó a los hospitales respiradores mecánicos, generadores de oxígeno, unidades de cuidados intensivos y distintos materiales de bioseguridad. En las zonas de influencia minera repartieron alimentos a los pobladores, instalaron dispensadores públicos de agua y jabón, desinfectaron comisarías, hospitales, calles y lugares públicos. Asimismo, 500,000 pruebas rápidas para detectar el contagio de coronavirus fueron donadas al Ministerio de Salud (Minsa).
No obstante los esfuerzos para el cuidado de la salud de la población y la reactivación inmediata de la economía por parte del sector minero, la falta de predictibilidad y el poco interés por el desarrollo de la economía por parte del Ejecutivo es preocupante. es una mala señal que el ministro de Salud, Víctor Zamora, aliente al movimiento antiminero local reuniéndose con sus principales actores, que difunden relatos fuera de la realidad respecto a la minería. ¿Una vez más el doble estándar del Ejecutivo de Martín Vizcarra? Por esto, en el último informe de competitividad minera del instituto canadiense Fraser, Perú pierde 10 posiciones.
Hoy es el momento de recobrar el tiempo perdido y salir del paréntesis social y económico ocasionado por el virus chino. En el mercado mundial es tendencia la recuperación del cobre. La semana pasada alcanzó US$ 2.624 la libra, un incremento de 2.02% respecto a días atrás. Perú es segundo productor de cobre en el mundo, y China el principal mercado de las exportaciones mineras peruanas. El país asiático se recupera de la pandemia y comienza a recibir pedidos de cobre pendientes desde antes del coronavirus. El Perú debe estar listo para cubrir esas demandas.
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