Luego de la caída del Muro de Berlín, a fines de...
Continúa el bloqueo de la vía por donde MMG-Las Bambas traslada el mineral a la costa. Una de las diez megaminas de cobre más grande del planeta ha sido sitiada por minorías justo cuando el precio del metal rojo sobrepasa los US$ 4.80; es decir, alcanza niveles históricos.
La inversión hecha en las Bambas es de más de US$ 10,300 millones, lo que representa el 1% del PBI nacional, el 9% del PBI minero y el 75% del PBI de Apurímac, según el informe “Impacto económico y social de Las Bambas” de Macroconsult. Pero este proyecto carece de una vía segura para transportar el cobre de la operación minera hasta el puerto de Matarani. El motivo: El Estado ha renunciado a administrar una carretera nacional. Y en el llamado corredor vial del sur y, al igual que en el Viejo Oeste, diversos sectores y localidades negocian ejerciendo medidas de fuerza.
El corredor minero del sur, considerado como “vía nacional”, se extiende desde la provincia de Cotabambas en Apurímac, atraviesa las provincias de Chumbivilcas y Espinar en el Cusco y luego llega al puerto de Matarani. Una totalidad de 71 comunidades y pueblos se emplazan cerca de este corredor. Sin embargo, la ausencia y el fracaso general del Estado en la distribución de la riqueza minera –a través de los gobiernos central, regional y locales– explica la falta de agua potable, sistemas de desagüe, escuelas, postas médicas y otros servicios en esa zona.
En este contexto, los sectores radicales antimineros, interesados en detener los proyectos –ya sea por razones ideológicas o para favorecer a los competidores del Perú en los mercados mundiales–, en vez de denunciar ese fracaso general del Estado, demonizan a las empresas privadas que invierten, crean empleo, pagan impuestos y contribuyen a erradicar la pobreza.
La crisis en el corredor minero del sur tiene un único responsable: el Estado. No solo porque no se distribuye adecuadamente la riqueza minera, sino porque, en un área donde se emplazan las minas que producen más del 50% del cobre nacional, cualquier Estado medianamente viable habría construido un ferrocarril para transportar la riqueza nacional.
Los sectores anti inversión suelen argüir que el problema del corredor vial es de responsabilidad directa de Las Bambas. Nunca se preguntan, ¿cómo así el Estado ha abandonado de tal forma a las empresas con las cuales ha contratado?
Por ejemplo, se dice que MMG-Las Bambas ha renunciado al mineroducto, una vía de transporte de mineral que evitaría los problemas en el corredor. Sin embargo, vale señalar que el mineroducto formaba parte del proyecto inicial: Glencore –en ese entonces dueña de Las Bambas y Antapaccay– propuso este sistema para transportar el mineral semiprocesado de Las Bambas a Antapaccay (en Espinar, Cusco). Algo más. El proyecto del mineroducto fue duramente combatido por el radicalismo ambientalista. Por ejemplo, allí están los pronunciamientos de la oenegé CooperAcción. ¿Por qué hoy, entonces, el radicalismo antiminero levanta la demagogia del mineroducto?
Por otro lado, algunos sectores se oponen a buscar soluciones al problema de la vía. Se arguye que el paso de los camiones que transportan el mineral suele levantar polvo y causar ruido. La OEFA (Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental, del Ministerio de Ambiente) encontró en dos estaciones, de un total de más 18, problemas al respecto. Sin embargo, el tema fue apelado por la empresa. En este contexto, MMG-Las Bambas propuso que se asfaltara medio kilómetro antes y medio después en cada pueblo, para evitar contratiempos con el paso de los camiones.
Los dirigentes radicales se oponen a esta solución. ¿Por qué? Diversos sectores y dirigentes de Chumbivilcas (en el Cusco) han encontrado en los bloqueos una “una vía empresarial” para reclamar contratos de servicio con la empresa y para exigir ser declarados zona de influencia directa, no obstante que MMG-Las Bambas está a una distancia de 200 kilómetros (en Apurímac). En otras palabras, se pretende que la empresa asuma las responsabilidades del Estado en la provisión de recursos y servicios.
Una inversión de talla mundial, como Las Bambas, en cualquier país del mundo sería recibida con una alfombra de plata: ante un bloqueo de la vía se declararía el Estado de emergencia; y ante la persistencia del problema en el corredor, se construiría un ferrocarril. Como se ve, Las Bambas parece estar en medio del Far West.
COMENTARIOS