En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
La presidente de la Confiep, María Isabel Léon, con justa razón criticó los protocolos para reiniciar las actividades económicas establecidas por el Ministerio de Salud (Minsa), que exigen a las empresas contratar una enfermera cuando una empresa cuente con 20 trabajadores, y a un médico cuando contrate a 100 trabajadores. La exigencia de un médico por una centena de trabajadores es digna de Ripley, habida cuenta de que en el Minsa y los hospitales regionales –que dependen de los gobiernos regionales– simplemente están buscando galenos por aire mar y tierra. ¿Cómo es posible entonces semejante criterio en los protocolos?
De otro lado, en los mencionados documentos se establece que las personas con obesidad de tipo 1 deben considerarse como población de riesgo, no obstante que ni siquiera la Organización Mundial de la Salud (OMS) –entidad claramente influenciada por el marxismo internacional–, los considera como población de riesgo frente al Codiv-19. Con semejante criterio de los burócratas del Minsa la fuerza laboral se reduciría hasta en un 60%. Lo correcto en términos científicos de la salud es considerar la obesidad de tipo 3 como población de riesgo, calificación que reduciría la población laboral hasta en un 20%.
¿Cómo explicar estos criterios de los burócratas del Minsa? ¿Simples gazapos de administradores sin información? A nuestro entender el asunto tiene que ver con la extrema ideologización de los funcionarios con que se ha poblado el sector Salud, luego de que Víctor Zamora asumiera la conducción del Minsa. Para todos es conocido que para las corrientes comunistas y colectivistas el Estado es la fuente del bienestar y el progreso; y que creen que a más Estado, menos pobreza e inequidades. Desde la ex Unión Soviética hasta la tragedia del chavismo venezolano sabemos que esa aproximación es una falacia histórica, una suma de tragedias y multiplicación de la pobreza.
Por estas consideraciones los burócratas del Minsa desdeñan la importancia de la reactivación de la economía, que se desplomará en una recesión de más de 10% del PBI y en un aumento de pobreza que superará los 5 o 6 puntos porcentuales, al margen de todos los programas de ayuda social del Gobierno. Igualmente desconocen o pretenden negar que, en las últimas tres décadas, en el Perú se han producido los cambios económicos y sociales más importantes de nuestra historia republicana. Por ejemplo, hasta antes de la pandemia el PBI se multiplicó por tres, la pobreza se redujo de 60% de la población a solo 20% y nuestra sociedad se convirtió en una de ingresos medios, con una amplia gama de clases medias. Asimismo, todas las murallas que separaban a las sociedades andinas y criollas se derrumbaron. De allí que Lima se andinizara en los conos, con las clases medias emergentes y los consumidores de los malls.
Sin embargo, todo eso proceso económico y social no tiene la menor importancia para las ideologías. De allí que, en momentos en que la recesión se agrava y las empresas quiebran y se pierden millones de empleos, los burócratas exijan que una empresa contrate a un médico si es que cuenta con 100 trabajadores, y además se considere a las personas con obesidad de tipo 1 como población de riesgo. Estos funcionarios ideologizados no saben que del total de reducción de pobreza en las últimas tres décadas, el 75% es aporte privado. Tampoco saben que el 85% de la oferta de empleo corresponde al sector privado, ni que las grandes corporaciones aportan más del 90% de los ingresos por impuesto a la renta.
El Gobierno del presidente Vizcarra debe asumir una decisión con respecto a este grupo de funcionarios extremadamente ideologizados que ha demostrado una absoluta ineficiencia con respecto a la contención de la pandemia del Covid-19, y que ahora pretende establecer las pautas sobre cómo debe reactivarse la economía. No se necesita ser un sabio para entender el espíritu de la propuesta colectivista y comunista sobre cómo reactivar la economía: sobrerregulaciones y más sobrerregulaciones. Los argumentos pueden ir desde la defensa de los intereses de los trabajadores hasta cómo contener la pandemia del Covid-19. ¡Estamos advertidos!
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