En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
La pandemia del coronavirus no ha frenado el impulso agroexportador peruano. Mientras la recesión económica se agrava, debido a la paralización de las actividades productivas, según la Asociación de Productores Agrarios del Perú (Agap), en el primer trimestre del año las exportaciones de frutas y verduras tuvieron un incremento de 8%. Para los peruanos en el extranjero es un orgullo ver en los principales centros comerciales mandarinas, espárragos, arándanos, jengibre y otros productos frescos de procedentes de su patria.
Ica fue la región con mayor desempeño en esos primeros meses del año, con 45% de participación total (exportaciones de uva). Le sigue Piura con 22%, debido al mango. Los países que más compraron nuestras agroexportaciones fueron fueron Estados Unidos (38% de participación), Países Bajos (20%), España (12%) y Hong Kong (7%).
La uva lidera el subsector frutas con envíos de US$ 470 millones, un incremento de 33% respecto al mismo periodo de 2019. También destacaron el mango, la palta (¡227% de incremento!) y los cítricos. En el subsector hortalizas destacan los espárragos con US$ 56 millones exportados (un incremento de 2%), seguido de la cebolla, ajos frescos y calabazas frescas. Los envíos de café sumaron US$ 46 millones, y los de cacao US$ 55 millones, siendo los principales mercados Estados Unidos, Alemania y los Países Bajos.
La agroindustria es el segundo sector exportador después de la minería. Desde los primeros días del estado de emergencia y cuarentena decretados por el Gobierno, las empresas exportadoras (grandes, medianas y pequeñas) cumplieron todos los protocolos de bioseguridad que hoy se exige a los sectores industriales del país para reiniciar sus operaciones. Son protocolos fitosanitarios rigurosos, con planes de trabajo estandarizados obligatorios para los procedimientos de exportación. El objetivo es evitar los elementos contaminantes y los productos fuera de los estándares durante la producción, el almacenamiento, la manipulación y el transporte de las frutas y verduras exportables.
Con esos procedimientos se evita que la mercadería, cuando llega a los mercados internacionales, sea puesta en cuarentena, destruida o devuelta al país de origen, ocasionando pérdidas económicas y desprestigio para el productor y para el país. Desde hace más de veinte años, por los esfuerzos de las empresas agroindustriales, el Perú es considerado un exportador mundial confiable, y continúa abasteciendo a los mercados locales e internacionales, cumpliendo todas las normas dictadas por la autoridad contra el coronavirus.
Así como la minería actuó de inmediato para detener la expansión del coronavirus en sus áreas de influencia, la industria agroexportadora ha hecho lo mismo. Realizaron pruebas para descartar el contagio, instalaron módulos de lavado de manos (con sus respectivos tanques de agua) en lugares públicos, fumigaron comisarías, centros de salud y calles, movilizaron a personal médico y policial, distribuyeron equipos de protección personal (EPP) y donaron mascarillas y material médico. Asimismo, Agap participó donando cerca de US$ 400,000 al Fondo de Emergencia organizado por la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep).
Sin discursear escenarios de buena voluntad, característica de los sectores estatistas, los agroexportadores diversificaron la producción nacional como nunca antes. Más de 600 variedades de frutas y verduras peruanas son parte de la cartera atractiva de la producción peruana. Asimismo, la integración de los pequeños productores del campo al círculo de las exportaciones es ya una gran reforma agraria. El 78% de las empresas exportadoras –la mayor parte lideradas por mujeres– pertenecen al sector de la pequeña empresa.
La transformación de la zona rural es una realidad. La agroindustria es el principal promotor de la siembra y cosecha de agua (construcción de cochas y conductos hídricos), que además beneficia a los poblados alejados (abastecimiento doméstico) y a otras actividades productivas (ganadería, acuífero). Con la pandemia del coronavirus ha quedado demostrado que en los momentos de dificultad el sector empresarial reacciona activamente y de inmediato, protegiendo a sus trabajadores y familiares, confinando sus actividades para aislarse de los contagios y entregando ayuda a sus vecino: agua, alimentos y equipos de protección en los poblados abandonados por el Estado.
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