En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
En días recientes diversos sindicatos de trabajadores mineros, apoyados por una organización no gubernamental dedicada a la oposición a las inversiones privadas en minería, realizaron un evento virtual denominado “Miles de trabajadores contagiados: SOS Mineros”. El referido encuentro tenía como objetivo “visibilizar la problemática de la Covid-19 en el sector minero”; no obstante, desde ese portal aseguramos que el verdadero propósito es utilizar la pandemia como argumento para oponerse a la minería moderna, que representa alrededor del 60% de nuestras exportaciones. Veamos
En el evento se dijeron mentiras y medias verdades que aquí vamos a detallar. Por ejemplo, se dice que en el Perú se flexibilizaron las exigencias y los estándares para “proteger” a los trabajadores y evitar así la extensión del virus en las operaciones mineras. Esta flexibilización habría sido “a pedido y presión” de los gremios mineros para impedir que baje la producción de minerales. Nada más falso.
De hecho, ningún sector económico o productivo tiene tan altos estándares en seguridad laboral como los de la minería. El sector minero peruano está regulado por las exigentes leyes peruanas; pero además, muchas empresas son extranjeras y tienen estándares internacionales. De allí que empresas canadienses o australianas deban cumplir no solo las leyes del país en el que operan y las suyas propias. Es así que muchas empresas mineras cumplieron las disposiciones del Estado cuando se impuso una de las cuarentenas más rígidas en el planeta. Por ejemplo, de los más de 12,000 trabajadores que laboraban en la construcción de la mina Quellaveco, de AngloAmerican, solo han quedado alrededor de 1,500. Es decir, todas las empresas mineras solo se quedaron con el personal necesario crítico (seguridad, calidad ambiental, relaciones comunitarias) para poder funcionar. No solo eso, además se han tomado las garantías en el transporte de personal, se realizan campañas de descarte con pruebas moleculares y los trabajadores que suben debe tener como mínimo 15 días de cuarentena en hoteles financiados por las propias empresas, y un largo número de restricciones.
En el evento también se dijo que los gremios empresariales y mineros “tienen el enorme poder para tomar decisiones de política públicas”. Vamos a explicar esta parte. Cuando el Gobierno declaró el Estado de emergencia no incluyó a la minería como una actividad esencial. En ese sentido, dicen los organizadores del evento, los gremios mineros “presionaron” para que el Ejecutivo dé marcha atrás para declarar a la minería como una “actividad esencial”. Desde este portal nos preguntamos, ¿cómo un sector que aporta con más del 60% de las exportaciones y representa alrededor del 14% del PBI no es una actividad esencial? Es evidente que lo es. De allí que el Ejecutivo diera marcha atrás y colocara a la minería como una actividad primordial.
En el evento se dijo que se han quitado o reducido competencias para la regulación en la aplicación de los estándares de seguridad al Estado. Eso es absolutamente falso. Por ejemplo, cuando se hace un cambio de guardia (bajada y subida de trabajadores) se deben tener los permisos de las siguientes instituciones: Gerencia Regional de Salud, Ministerio de Transportes, Ministerio de Salud y OEFA. Y además se debe coordinar con el Ministerio del Interior para la conformidad de los desplazamientos de los trabajadores en carretera. Es decir, ¡hoy hay más regulación que antes!
El verdadero propósito de este evento ha sido es desarrollar nuevas mentiras contra la minería moderna y hacerla responsable del contagio de los trabajadores, en medio de una pandemia en la que cualquiera, en cualquier actividad, puede ser contagiado.
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