Editorial Economía

Cosechar agua para los agricultores

Estado busca almacenar siete millones de metros cúbicos

Cosechar agua para los agricultores
  • 29 de abril del 2020

El Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) ha anunciado inversiones, por S/ 36.11 millones, para acumular 7.07 millones de metros cúbicos de agua en cochas, reservorios “naturales” en los Andes peruanos. Las obras de “siembra y cosecha” de agua, que buscan evitar que el recurso hídrico se pierda en el mar, se iniciarán cuando terminé el estado de emergencia impuesto por el Ejecutivo por la pandemia del coronavirus. Los proyectos fueron elaborados y procesados durante la cuarentena y estarían listos para ser ejecutados. 

Las obras del Minagri consisten en cavar zanjas de infiltración de 82,000 metros para derivar y almacenar agua de lluvia en 267 cochas. El agua disponible beneficiará a cerca de 7,000 familias, ofrecerá trabajo a unos 92,000 comuneros y regará 14,000 hectáreas en comunidades agrícolas de 11 regiones: Arequipa, Moquegua, Tacna, Cusco, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Junín, Pasco, Lima y Áncash.

Las cochas son alternativas viables frente a las represas paralizadas por distintas razones. Sobre estas obras de gran envergadura (Alto Piura en Piura, Chavimochic III en La Libertad, Olmos en Lambayeque, Chinecas en Áncash, Majes Siguas II en Arequipa y, entre otras, Paltiture en Puno) existen procesos de investigación por actos de corrupción. En parte de los proyectos hídricos, el propósito de las investigaciones es político. El objetivo de la izquierda antimercado y antidemocrática es bloquear el abastecimiento de agua para ralentizar la economía, generar malestar social y señalar que el sistema ha fracasado porque no cubre las necesidades de los agricultores. Así también, la izquierda desarrolla relatos y leyendas sobre contaminaciones y alteraciones del medio ambiente supuestamente provocadas por los proyectos hidráulicos. Sobre la represa de Paltiture la izquierda atiza el enfrentamiento por conflictos territoriales en el área donde se pretende construir la obra. 

Las cochas son reservorios con agua derivada por canales instalados o causas naturales desde las alturas andinas. Las denominadas “quebradas activadas”, señaladas durante el evento climatológico de El Niño costero del verano 2016-2017 (por las que se precipitaba agua, piedra y lodo provocando deslizamientos e inundaciones) son vías formadas de manera natural por efecto de agua discurrida, vientos, sismos, fenómenos lahares (agua proveniente de alturas volcánicas arrastrando sustancias tóxicas) y otros fenómenos naturales capaces de modificar la configuración de la superficie de la tierra. Hoy, con asistencia satelital en tiempo real, y no a lomo de burro como hicieron geólogos e investigadores en los siglos pasados, se puede mapear los Andes peruanos para identificar esas quebradas y superficies naturales, agua abajo, idóneas para almacenar el recurso hídrico y evitar desastres en las poblaciones improvisadas de la costa, cerca de los cauces secos de las mencionadas quebradas.

Asimismo, la capa freática (agua acumulada debajo de la superficie) es la principal consecuencia de la abundante lluvia en las alturas, a 3,000 metros sobre el nivel de mar. El efecto esponja de la tierra permite la absorción del agua. Esta abundante agua acumulada llega hasta los canales subterráneos formados de manera natural, y de allí hasta la costa, hasta perderse en el mar. Antes de esto, el agua puede ser captada y acumulada en cochas o puquios, aguas abajo. Aguas que además alimentan ríos y lagos, y forman bofedales como los pantanos de Villa en Lima y otros que sirven para la formación de reservas de flora y fauna natural. 

Perú es el octavo país del mundo –después de Brasil, Rusia, Estados Unidos, Canadá, China, Colombia e Indonesia– con mayores reservas de agua dulce. No obstante, el Estado ha demostrado poca o nula capacidad para ejecutar proyectos hídricos de gran escala. El Gobierno fracasa proveyendo agua para el sector agroexportador y para los 2.2 millones de campesinos poseedores de parcelas de no más de cinco hectáreas, dedicados a la agricultura familiar, de subsistencia, para paliar su pobreza. Este fracaso del Estado es la victoria del colectivismo, porque alienta la irritación ciudadana contra la democracia, las libertades y el libre mercado.

  • 29 de abril del 2020

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