Editorial Economía

Con Tía María enfrentaremos a la recesión

Antimineros promueven hambre y más pobreza

Con Tía María enfrentaremos a la recesión
  • 04 de mayo del 2020

César Alarcón –excontralor de la República y actual congresista por Unión por el Perú (UPP)– ha retrocedido en su propuesta de convencer a Antauro Humala sobre la viabilidad del proyecto de cobre Tía María (Arequipa). Según Alarcón, Humala ha señalado que no se permitirá explotaciones mineras “donde haya relaves”. Ni Alarcón ni Humala se han percatado de que la producción de cobre de Tía María será por el sistema de lixiviación, en el que no existen relaves.

Por su lado, Miguel Meza, dirigente del valle de Tambo, ha declarado que al finalizar la cuarentena volverán a organizar reuniones con la población para iniciar nuevas acciones contra el proyecto de cobre Tía María. Para el dirigente, sus objetivos políticos están por encima de la desesperación de la población por la falta de trabajo y alimentos. Mientras el número de personas contagiadas y fallecidas por Covid-19 se sincera (elevándose cada día más), y la cuarentena continúa en perjuicio de la economía de los más pobres, los sectores radicales continúan obstruyendo el bienestar de la población. 

Meza no se entera de que cerca de 300,000 peruanos retornan desde Lima a sus lugares de origen, buscando nuevas oportunidades laborales. Una posibilidad negada por las dirigencias comunistas, opuestas a las inversiones. En circunstancias tan adversas para el país, el objetivo del marxismo disfrazado de dirigencia es el de siempre: la destrucción de los medios de producción para agudizar las contradicciones sociales y señalar el fracaso del sistema democrático y de mercados abiertos. 

El inicio de Tía María marcará el restablecimiento de la economía nacional después de la pandemia del coronavirus. La producción de cobre en Tía María será por lixiviación, el sistema más amigable con el medio ambiente. La licencia de construcción de la mina está expedita, y las obras se iniciarán cuando el presidente Martín Vizcarra lo decida. Southern –concesionaria del proyecto– ya puede comenzar la construcción de la mina y los campamentos, así como la habilitación de canchas de lixiviación, las carreteras de conexión al proyecto y, entre otros, la planta de desalinización de agua de mar. Son inversiones que ofrecerán 9,000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, durante los dos primeros años. 

Hace más de un año Juan Valencia, ex secretario del sindicato de construcción de la provincia de Islay, señaló que la construcción de la mina ocupará a gran parte de los pobladores del distrito de Cocachacra y de la provincia de Islay (Arequipa). El dirigente Valencia cumplía el encargo de su gremio: propiciar trabajo en las obras de construcción. No obstante, por sus declaraciones fue expulsado del gremio, por la dirigencia de la comunista Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa (FDTA). El derecho al trabajo y oportunidades es boicoteado por los mismos dirigentes, quienes supuestamente defienden a los trabajadores y pobladores pobres. Una farsa total. 

Tía María es un proyecto de US$ 1,400 millones para producir 120,000 toneladas de cobre de 99.99% de pureza. Si las obras comienzan pronto, se dinamizaría la economía arequipeña y peruana en general. En Tía María no habrá relaves. La extracción del mineral comenzará cuando el tajo abierto alcance los 150 metros de profundidad. Los “disparos” o explosiones con anfo (mezcla de nitrato de amonio con petróleo, para evitar la dispersión del material), se realizarán a mediodía para evitar (a esa hora el viento sopla de sur a norte) que los polvos alcancen el valle de Tambo, ubicado al sur del proyecto. Además, como ha quedado demostrado, por diferencia barométrica los polvos se dirigen hacia las presiones bajas (las alturas) en lugar de hacia las presiones altas (nivel del mar). No existe, entonces, el peligro de contaminar con polvos los sembríos de los agricultores; tampoco de filtraciones, toda vez que la producción se realizará en canchas impermeables (a una distancia de 11 km y a una altura de 1,050 metros sobre el nivel del mar). El valle Tambo se ubica a 100 m.s.n.m.

No existen razones valederas para bloquear el proyecto Tía María. Por el contrario, es la oportunidad para abrir las inversiones y disminuir los niveles de pobreza y de informalidad –que seguramente se incrementarán con la dura recesión económica que se avecina– para evitar la zozobra del país.

  • 04 de mayo del 2020

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