En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
En el marco de la profunda recesión causada por la pandemia del coronavirus y el fracaso del Ejecutivo en la gestión, es sin duda alentadora la noticia de que en la primera temporada de pesca de anchoveta (entre el 28 de abril y el 18 de junio) en la zona norte-centro se registró un desembarque de 1,641 millones de toneladas, cifra que representa el 78.18% de la cuota de captura asignada. Cabe señalar que el Ministerio de la Producción –a través del Instituto del Mar Peruano (Imarpe)– asignó para esta primera temporada de pesca una captura de alrededor de 2.1 millones de toneladas.
En ese sentido, los desembarques llegan a un ritmo promedio de 43,000 toneladas diarias entre abril y mayo pasando a 25,000 toneladas en junio, debido a los oleajes anómalos que se registraron en el último mes. Asimismo es bueno resaltar que la incidencia promedio de ejemplares juveniles capturados durante este periodo es de 9.71%, cifra que se encuentra por debajo del 13%, proyectado por el Imarpe.
Durante este periodo de captura, el sector pesquero viene cumpliendo todos los protocolos sanitarios exigidos por el Ministerio de Salud y por el Produce. Así, se han realizado 446 supervisiones en embarcaciones pesqueras, con el fin de verificar que el desarrollo de las actividades extractivas se realice en zonas autorizadas, con correctos muestreos biométricos y sin descartes del recurso al mar. Todo lo anterior echa por tierra una vez más las funestas proyecciones que supuestos sindicatos y organizaciones no gubernamentales desarrollaron en los últimos tiempos para impedir el inicio de la temporada pesquera, alegando un supuesto contagio masivo de Covid-19.
Y esta no es la única noticia positiva para el sector. La FAO ha publicado el informe Estado mundial de la pesca y la acuicultura 2020 (SOFIA, por su siglas) en el que despeja dudas y tira por el suelo varios mitos que el ecologismo radical ha creado sobre la pesca de anchoveta. En primer lugar, se destaca la productividad y sostenibilidad de la anchoveta en Perú y Chile, países que impusieron el crecimiento de la pesca de este recurso en 7% a nivel mundial. En segundo lugar, el informe indica que “en general, las pesquerías de manejo intensivo han visto disminuciones en la presión de pesca promedio y aumentos en la biomasa del stock, y algunas alcanzaron niveles biológicamente sostenibles”. Es decir, la propia FAO declara que la pesca de anchoveta está dentro de los parámetros biológicamente sustentables, refutando el mito de la sobreexplotación de de este recurso, una mentira divulgada por los ecologistas extremos.
El informe SOFIA ratifica que la gestión y el ordenamiento pesquero del Imarpe –cuando la Marina de Guerra del Perú tenía toda la administración– es uno de las más serios y científicamente rigurosos, aunque el Gobierno de Vizcarra quiere aún poner su manos en dicha institución.
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