Editorial Economía

Autopsia de la recesión que se viene por el Covid-19

“Cerca del 60% de la población requerirá algún tipo de apoyo económico”

Autopsia de la recesión que se viene por el Covid-19
  • 06 de abril del 2020

En la siguiente entrevista el economista, César Peñaranda, señala que una recesión de -3% del PBI aumentaría la pobreza en el Perú en 4.1%. Agrega que con buenas políticas sociales este flagelo social se podría reducir en 1.7 puntos porcentuales. Sin embargo, añade que, de una u otra manera, regresaríamos a la pobreza de inicios de la década pasada. Como se aprecia con absoluta claridad, la pandemia del Covid-19 ya empuja hacia el pasado todos los avances económicos y sociales que el Perú ha logrado en las últimas tres décadas. De allí la enorme importancia de combinar la guerra contra la pandemia y la necesidad de preservar el aparato productivo.

 

—¿Cuál es la gravedad de la recesión que desatará la pandemia en el Perú y en el mundo?

En un mundo globalizado como el actual, una crisis de salud y de la economía, como la que vive el mundo por la pandemia del coronavirus, afectará a todos los países. Unos más y otros menos, dependiendo cuán bien posesionado los encuentra en general, y en especial en el ámbito sanitario y económico. Qué tan profunda será la recesión dependerá del tiempo que tome contener esta terrible infección y la parálisis económica que ella conlleva. Empero, puede en cierta medida no ser tan severa en razón de la forma progresiva que se fue dando, atacando primero a los países asiáticos y luego a Europa y América del Sur y del Norte, lo que está permitiendo que mientras estos últimos entran en dificultades económicas por la paralización de la actividad productiva, los asiáticos están recuperándose, atenuando en parte el efecto final. De cualquier modo el mundo entrará en recesión con enormes costos en términos de quiebra de empresas, pérdidas de empleo e incremento de la pobreza. 

En el caso del Perú, dependerá de que se apliquen adecuadas políticas económicas y acciones sectoriales concretas. De la oportunidad con que esas políticas se implementen –lo que incluye la gradualidad del levantamiento de la cuarentena y la reacción del sector productivo y, en especial de su gestión– y cuán eficaz será la ejecución, el mejor escenario que puede esperarse será una caída del PIB de alrededor de -3%, con pérdidas sustantivas de empleo e incremento de la informalidad y, lo peor, de la pobreza. Será la realidad, no nos engañemos. Y por ello corresponde enfrentar con convicción la emergencia, pero a la vez planear desde ya la reactivación inmediata.

 

—Hoy se habla de que 22 millones de latinoamericanos caerán en pobreza por la recesión. ¿En cuánto puede aumentar el número de pobres en el Perú? 

En el mejor escenario, con una caída del PIB de -3% la pobreza aumentaría en 4.1%, que puede reducirse en 1.7 puntos porcentuales por efecto de la los programas sociales y los bonos otorgados, lo que lleva el incremento a 2.4% como mínimo. Es decir, alrededor de 800,000 personas se sumarían a esta condición de pobres, con lo que casi ocho millones de peruanos estarían en esa situación. Se retornaría a niveles de pobreza de inicios de la década pasada, alrededor del 23.5% de la población.

 

—¿Qué opina del paquete económico lanzado por el Ejecutivo? ¿Se podrá gastar con eficiencia lo proyectado?

Para responder esta pregunta es necesario previamente recordar que 99% del universo empresarial peruano son micros y pequeñas empresas, de las cuales el 84% son informales; por otro lado, que 72% de los trabajadores son informales. De otra parte, tener presente que además de los pobres hay que considerar al 34% de la población calificada como vulnerable, aquellos que no son pobres ni clase media, para tener el universo de personas en situación crítica.

En ese contexto, la parte del paquete de ayuda orientada a las empresas abarca el ámbito formal, tanto lo correspondiente al fondo empresarial de apoyo a las pymes, el pertinente al subsidio de 35% a las planillas para cubrir los sueldos hasta S/ 1,500, así como la inyección de liquidez por parte del BCR con aval del MEF. El grueso de las pymes, que son informales, queda totalmente al margen, y no se conoce ninguna política ni acción a favor de ellas. Además, si bien es positivo ir al encuentro de los problemas de las empresas formales para impedir la ruptura de la cadena de pagos, en la ejecución y prontitud de las políticas mencionadas descansa su éxito, lo que está por verse.

Es importante mencionar que la inyección de liquidez, con una línea de S/ 30,000 millones del BCR, con aval del MEF, no es apoyo fiscal y solo afectará a las cuentas fiscales en el escenario futuro que algunas empresas no honren su deuda con cargo a esta línea. Cabe indicar que es muy relevante que parte del riesgo del crédito lo comparta la banca para garantizar que se otorguen los créditos a las empresas que califican conforme a los indicadores que maneja el sistema financiero.

Finalmente, debe indicarse que conjuntamente con las políticas macroeconómicas, que son horizontales, deben manejarse políticas y acciones microeconómicas que son verticales, sectoriales, de las cuales poco o nada conocemos. 

 

—La informalidad se convierte en el peor enemigo de la lucha contra la pandemia. ¿Llega el bono de solidaridad a los más necesitados?

Conforme a la data antes indicada, cerca del 60% de la población, por su condición de pobre o vulnerable, requiere algún tipo de apoyo en la coyuntura actual; lo que, por cierto, no se podrá cubrir con el bono anunciado, pues el ámbito previsto no abarca a todos. Es indispensable ampliar ese bono y, a la par, mejorar el sistema de entrega, pues el actual enfrenta múltiples problemas y no ayuda a evitar el contagio, pues las colas y aglomeraciones por obtenerlo lo agravan. Esta acción es de suma relevancia para dar cierta tranquilidad a las familias, que van a llevar algo de ingresos y podrán contener así el avance de la infección, evitando la salida de esas personas a las calles a pesar de la prohibición. 

 

—Sin reformas que incrementen la productividad y la competitividad de la economía, ¿es suficiente el paquete del Ejecutivo?

La emergencia requiere un gasto fiscal mayor para ir al encuentro de empresas y personas que están en la informalidad y son pobres o vulnerables. Del 4% del PIB, de lo que se ha llamado el soporte económico para la emergencia, no más del 3% puede calificarse como apoyo fiscal, el resto son ahorros de los trabajadores vía CTS y AFP. El alivio tributario terminará siendo pagado por los contribuyentes, y la inyección de liquidez por parte del BCR no es esfuerzo fiscal. La reasignación de partidas presupuestales, el fondo de estabilización fiscal y, eventualmente, la deuda con los organismos multilaterales permiten ampliar el gasto fiscal en esta etapa de la emergencia. 

Para efecto de la llamada reactivación económica, se ha señalado que se hará un gasto fiscal del orden del 4%. Esto será efectivo en la medida que se plasme en inversión para infraestructura y que, a la vez, se mejore el ambiente de negocios (en lo esencial desregular y simplificar procesos) para incorporar al sector privado, que es en definitiva el que hace la diferencia en materia de inversión. Paralelamente se debe al menos iniciar la preparación de las reclamadas reformas estructurales, cuya enorme necesidad supongo hoy nadie discutirá, pues son indispensables para incrementar la productividad y reducir la informalidad. Me refiero a la reformas que tienen que ver con el capital humano (salud y educación), innovación, ciencia y tecnología, y la reforma laboral, por mencionar las más importantes. 

 

—¿Cómo queda la economía del planeta y de América Latina luego de la pandemia?

Muy golpeada y con un alto costo social y económico. que tomará no menos de un año superar gradualmente. Desaparecerán muchas empresas y se perderán bastantes empleos, a la par con un recrudecimiento de la pobreza. Empero, esto debería servir para poner el énfasis en lo que tanto el sector público como privado deben priorizar, como son los sectores salud y educación. Además la pandemia llega en un momento en que en el mundo está en marcha la cuarta revolución industrial, que conlleva la creación de empresas y trabajos totalmente distintos, con lo que la visión de futuro necesariamente será otra. Nuevamente, las reformas estructurales pendientes deben acelerarse para dinamizar el proceso de reactivación, vía el incremento de la productividad y la resolución de problemas tan agudos como la informalidad y la pobreza, y también mejorar la equidad en la distribución de oportunidades.

  • 06 de abril del 2020

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