En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
La crisis de la pandemia ha revelado las enormes deficiencias estructurales en nuestra salud pública. Las imágenes de hospitales colapsados, sin materiales de bioseguridad, sin médicos y sin medicinas grafican claramente el fracaso ese fracaso del Estado. El sector salud, en ese sentido, debería girar hacia innovadoras ideas para mejorar la calidad de la atención, permitiendo que el sector privado contribuya para que más peruanos puedan tener acceso a servicios dignos.
Si bien ya hay exitosas experiencias en las que el sector privado ha participado en la construcción de infraestructura sanitaria o en la gestión de los hospitales, es importante que lo hagan a través de las asociaciones público privadas. Por ejemplo, En Essalud ya existen los centros hospitalarios Guillermo Kaelin y Alberto Barton, construidos y administrados bajo la modalidad de asociación público privada. El Complejo Hospitalario Guillermo Kaelin de la Fuente, adscrito a la Red Prestacional Rebagliati, brinda atención en más de 35 especialidades entre médicas, quirúrgicas y de diagnóstico; mientras que el Centro Alberto Barton, de la Red Prestacional Sabogal, brinda atención en 32 especialidades. Ambos atienden a alrededor de 250,000 asegurados y cuentan con niveles de satisfacción de los pacientes que alcanzan el 83% y 84%, respectivamente. Es decir, altísimos con respecto a otros nosocomios adscritos a Essalud.
Hoy las cifras en salud son alarmantes. Según el Ministerio de Salud (Minsa), en un documento llamado “Brechas de infraestructura y equipamiento en el sector salud”, el 51% de los hospitales a nivel nacional cuenta con equipamiento obsoleto. Asimismo, 77% de los 8,273 establecimientos de salud de Primer Nivel de Atención (puestos de salud, postas de salud, centros de salud y centros médicos), presenta una capacidad instalada inadecuada; es decir, alrededor de 7,600. Vale indicar que la Asociación de Fomento a la Infraestructura Nacional (AFIN) indica que la brecha actual en infraestructura sanitaria alcanza alrededor de US$ 18,000 millones.
Según otros especialistas el Perú necesita construir 60 hospitales por año para reducir la enorme brecha sanitaria. ¿Cómo se puede lograr esto? La única forma es consolidar las asociaciones público privadas, para que ayuden al Estado en la construcción y equipamiento de los hospitales. Piura y Chimbote, por ejemplo, podrían contar con hospitales y complejos de altísimo nivel, suficiente para atender a los asegurados de Essalud en dichas regiones y evitar los terribles problemas que hoy enfrenta; sin embargo, debido a los tràmites burocráticos en el aparato estatal –en Proinversión– esa infraestructura todavía no existe.
Antes de la crisis por la pandemia, el Ministerio de Salud ya proyectaba que el 70% de los hospitales en Lima Metropolitana iban a ser gestionados por alianzas público privadas. El motivo es que en Lima, al 2021, la población no asegurada ascenderá a más de 21 millones de personas; y además los principales establecimientos de salud pública tienen, en promedio, entre 25 y 50 años de antigüedad.
El marco del Covid-19 debe servir para desarrollar e implementar las reformas que faltan. Especialmente la del sector salud, donde el aparatoso Estado burocrático ha fracasado rotundamente.
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