María Isabel León
Voto por una mujer
Ellas destacan en todos los ámbitos, falta darle oportunidad a una mujer para gobernar
Las mujeres constituimos casi la mitad de la población mundial, y aun así, todavía somos víctimas de una gran brecha de desigualdad en casi todos los países del mundo. Nuestros salarios se ubican entre 70% y 75% por debajo del salario que gana un varón, realizando las mismas funciones. En muchos países de América Latina y del Caribe, la cobertura para una mujer en el sistema de pensiones es definitivamente inferior a la mitad de la cobertura de la que disfrutan los varones, que de por sí es baja.
Y a pesar de todo ello, resulta que, de acuerdo a estudios internacionales publicados por ONU Mujer, el empoderamiento económico de esta resulta un “buen negocio”. Está demostrado que las empresas se benefician enormemente al aumentar las oportunidades de que las mujeres ocupen cargos de liderazgo; algo que se ha demostrado, además, aumenta significativamente la eficacia organizacional. Se estima también que las compañías en las que tres o más mujeres ejercen funciones ejecutivas superiores registran un desempeño más alto en todos los aspectos de la eficacia organizacional.
En 1948, al firmarse la Declaración Universal de Derechos Humanos, se reconoció oficialmente, a nivel global, el derecho de la mujer a participar en la vida política y el gobierno de sus países, y en el sufragio universal. Ello, sin dejar de mencionar que desde el siglo XIX muchos estados del orbe comenzaron a permitir y autorizar el voto de la mujer: Australia, Wyoming (EE.UU), Nueva Zelanda, Finlandia, Noruega, Suecia, España. En Latinoamérica, en 1927 le tocó el turno a Uruguay y 29 años después, en 1956, el Perú abrió las puertas a la vida política a la mujer.
Han pasado sesenta años desde que se nos “regaló” la posibilidad de escoger y de ser escogidas, de poder votar, y hemos avanzado mucho. Hemos tenido mujeres destacadas en la vida política, social y profesional de nuestro país, pero nos falta más, nos falta darle oportunidad a una mujer para gobernar.
Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas y Premio Nobel de la Paz, señaló muy seguro que “Se ha demostrado que no existe ninguna estrategia de desarrollo eficaz en que no se reserve a la mujer un papel protagonista. Cuando las mujeres ponen todo de su parte, los resultados se ven inmediatamente: familias más sanas y mejor alimentadas, y mayores ingresos, ahorros y reinversiones. Y lo que sucede en las familias también ocurre en las comunidades y, a largo plazo, en países enteros”.
En la vida de todo hombre, de toda familia, de toda comunidad y de todo país, hay siempre una mujer presente, una madre, una esposa, una amiga, una líder. Nos falta, entonces, darle la oportunidad a una mujer para gobernar. Si durante siglos, hemos sido gobernados por varones, ¿por qué no darle la oportunidad también a una mujer? Hemos tenido destacadas primeras ministras, presidentas del Congreso Nacional; pero jamás una mujer que lidere nuestra Nación. Por eso, esta vez, reflexione y considere votar por una mujer.
MarÍa Isabel León
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