Alejandro Arestegui
Un predicador en el desierto
Álvaro Alsogaray: uno de los más grandes intelectuales y políticos de la Argentina del siglo XX
Argentina está viviendo momentos tensos. La segunda vuelta electoral que se avecina puede marcar un antes y un después en la historia de la nación austral. Si bien los focos están entre los dos candidatos más votados y las alianzas que están tejiendo para conseguir la mayor cantidad de votos posibles, es de mi interés remitirme a alguien que junta cualidades tanto intelectuales como políticas. Estoy hablando de alguien que batalló en muchos casos en solitario por mantener a flote las ideas de la libertad en un siglo donde reinó el populismo propio de movimientos como el radicalismo y el peronismo. Me refiero por tanto a un precursor; y por qué no, versión educada, caballerosa e hidalga de Javier Milei: el gran Álvaro Alsogaray.
He aquí algunos hitos de la vida de este casi centenario personaje (vivió 91 años). Nacido un 22 de junio de 1913, vivió en la edad de oro de Argentina. Nació cuando este país estaba libre de las nefastas ideas radicales y peronistas que infectarían a la nación unas décadas después. No provenía de una familia acomodada, por lo que es el claro ejemplo de la movilidad social ascendente que permitía las ideas de la libertad que imperaban en Argentina en aquel entonces. A pesar de recibir formación militar durante sus primeros años, posteriormente estudiaría ingeniería y aeronáutica civil y se acabó desarrollando como empresario, llegando a tener su propia compañía aceitera. Gracias a su naturaleza de ávido lector, se encontró con textos liberales que hoy forman parte del catequismo de las ideas económicas y políticas de la libertad. Es así que con la firme vocación de aplicar estas ideas a la administración pública comenzó a formar parte activa del gobierno después de la Revolución libertadora (aquella intervención militar responsable de derrocar a Perón en 1955). Durante este período ejerció como ministro de economía y posteriormente fue embajador de Argentina en Washington.
Cansado de las imperantes y nefastas ideas populistas, intervencionistas y autárquicas que ofrecían los 2 partidos más importantes de Argentina (el peronismo y el radicalismo) fue que decidió enfrentarse a ellos creando un partido político de ideas liberales claras, que rescatarán la vocación liberal fundada por Alberdi hace un siglo y volver a la senda de la libertad que le había permitido a Argentina ser una potencia mundial. A pesar de tener experiencias negativas como los experimentos de Nueva Fuerza o el Partido Cívico Independiente, fue con la formación de la unión del centro democrático (UCEDÉ) en 1983 donde pasaría a la historia como uno de los primeros liberales en hacer política y armar una estructura partidaria netamente liberal. El avance fue significativo y trascendente. Tras décadas sin una fuerza liberal clara por fin existía un tercer partido que pudiera enfrentarse electoralmente tanto al radicalismo como al peronismo, contando con un 10% de votos en las elecciones legislativas en la elección de 1983. Este fue un logro increíble luego de tantas décadas de populismo y de duopolio entre radicales y peronistas. Fue el mismo Álvaro Alsogaray elegido diputado por Buenos Aires durante cuatro periodos seguidos, siendo también congresista constituyente en la reforma constitucional de 1994.
En las elecciones de 1989, la UCEDÉ se lanzó por cuenta propia, sin embargo, luego de obtener un tercer puesto en las elecciones, fue Alsogaray, a través de un amigo en común (el periodista Gustavo Neustadt) los responsables de influir en el recién elegido presidente Carlos Menem a realizar reformas liberales que condujeran a la ley dominación de la hiperinflación que había generado el anterior presidente, el radicalista Alfonsín. Fue así que los primeros años de bonanza se debieron en gran parte a la influencia de Alsogaray y de un inusitado giro hacia el liberalismo (al menos por un lustro) de un buen sector del partido Justicialista. ¿Cuál fue entonces el error durante el gobierno de Menem? Pues las diferencias ideológicas que tenía Alsogaray con el ministro de economía de aquel entonces (Domingo Cavallo). Este último no hizo otra cosa que aumentar el déficit público y continuar con su peculiar estrategia de la convertibilidad del peso frente al dólar. La situación se hizo crítica pero no llegó a estallar sino hasta el gobierno del radical Fernando de la Rúa, que causó estallidos sociales jamás vistos en Argentina en aquel nefasto episodio conocido como “el corralito” del año 2001.
Álvaro Alsogaray, sin lugar a duda, fue un visionario y adelantado a su época. Sin esa personalidad histriónica y apasionada que tiene Javier Milei, Alsogaray pudo reunir a setenta mil personas en la cancha de River Plate en un mitin político en el año 1989. Fue en aquel épico momento donde Alsogaray con un lenguaje bastante educado, culto y pausado pudo inclusive nombrar a tantos próceres del liberalismo argentino e internacional como Juan Bautista Alberdi, Henry Hazlitt o Ludwig von Mises. Toda una proeza de lo que se vendría en las décadas posteriores. Por supuesto el legado de Alsogaray no está exento de cuestionamientos. A la popularidad de la UCEDÉ llegaron los tradicionales arribistas y politiqueros camaleónicos (el mismísimo Sergio Massa integró por un tiempo el partido por recomendación del nefasto sindicalista Jorge Barrionuevo). Durante mucho tiempo radicales y peronistas quisieron manchar la imagen de Alsogaray relacionándolo siempre a gobiernos militares y antidemocráticos (aunque el mismo Alsogaray jamás apoyó la dictadura de Jorge Videla ni a la junta militar posterior). En cuanto a cuestiones sociales, Álvaro Alsogaray era abiertamente conservador (en el 89 se alió con el Partido Democrático que hoy apoya a Javier Milei). Tendría muchas más convergencias en ese sentido actualmente con Victoria Villarruel, Agustín Laje o Gabriel Zanotti que con José Venegas, Antonella Marty o Ramiro Marra. Por último, muchos liberales cuestionaron el acercamiento que Alsogaray tuvo con el menemismo, que aunque era abierto a ideas más liberales era una rama del partido peronista justicialista. Sin embargo, hay que aclarar que la mayoría de sus discípulos y gente formada en la UCEDÉ continuaron realizando una labor de difusión liberal e integraron los espacios donde el liberalismo pudo expresarse (RECREAR, el PRO y más adelante La Libertad Avanza).
Sin lugar a duda, el fenómeno Milei da mucho que hablar a los politólogos contemporáneos. Pero, hablar del liberalismo en Argentina sin mencionar al gran Álvaro Alsogaray es un pecado grave. Es uno de esos intelectuales devenidos en políticos, gente con valores, principios y mucha cultura, muy diferentes a los politiqueros actuales que hoy conforman “la casta” en nuestros países y que no son otra cosa que ladrones devenidos en políticos. Esta gente de ahora, que no tiene la más mínima preparación intelectual ni vocación de formar escuela política en los jóvenes son incapaces de hacerse cargo de un país y representan el cáncer del populismo en contra del cual luchó Alsogaray en su tiempo y que ahora encarna Javier Milei (aunque en otro formato y personalidad).
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