Manuel Bernales Alvarado

Un Estado, varios países

Formales e informales, demócratas y autoritarios

Un Estado, varios países
Manuel Bernales Alvarado
21 de agosto del 2018

 

En Entonces y ahora: donación y corrupción, un mal cuyas raíces se remontan hasta la época colonial” (25.06.2018), dije que probablemente la corrupción tiene raíces en sociedades prehispánicas. Con la conquista y colonia, vestida de virreinato, arrancan sucesivas versiones de la corrupción en el Perú y los peruanos, en la pluralidad de lo étnico, social, cultural y político. O sea, en el poder, sus fuentes, su configuración y empleo.

Mientras en Lima y las principales ciudades, pugnan dos grandes agendas —política y económica— en la escena pública de origen privado y estatal, cerca de Tarapoto y otras ciudades de la Amazonía andina, continúan el ciclo del narcopoder, las invasiones de terrenos e impunidad de los traficantes sin que los afectados puedan hacer valer sus derechos ante la policía, jueces, fiscales o defensores.

Estos abusos y delitos se repiten diariamente en los departamentos de costa, sierra y selva, independientemente de sus recursos públicos e inversiones privadas. Hay otros delitos: tala ilegal, secuestro y prostitución infantil, tráfico de armas y de personas. Persisten nuevas manifestaciones de grupos senderistas, con o sin “neo”, que a río revuelto, vacíos de institucionalidad y prédicas etno-militares (no ofendamos a Cáceres), e inclusive islamistas en Apurímac y Tacna, siguen sembrándose.

Veremos si la lucha por cambios positivos —en lo político, legal y constitucional— marcha sin que se afecte aún más el dinamismo y las reglas de juego del mercado formal; porque el informal o el ilegal pueden, como es usual, sacar provecho de los entrampamientos formales y del mundo oficial.

Los grupos aludidos son un escollo para los actores que están dentro de la ley y la democracia existentes, aunque entre ellos haya polarizaciones irreconciliables. En algunos casos observamos que grupos genuinamente antisistema democrático —con economía social de mercado, y no solo de mercado— continuarán penetrando a los partidos y actores de sectores populares y medios sin horizonte de futuro, en ambos polos del continuo político, impregnando sus conductas y prácticas, autoritarias o democráticas.

Hay otros partidos y actores a quienes se les adjetiva antisistema porque no se comparten sus posiciones sobre el mercado, la democracia, la religión, el llamado laicismo (hay para discutir si laicidad o laicismo) o el Estado, pero que de hecho están “dentro del régimen”. Hay quienes no aceptan que el fujimorismo político sea aceptado como parte de la realidad y de la democracia. Dialéctica de las exclusiones totales.

En los años treinta y siguientes se dieron negaciones asesinas. Bourricaud y otros científicos sociales analizaron negaciones como Apra y antiapra. Interpretaciones polares de las “políticas de afirmación o de discriminación positiva”, preconizadas desde el norte central y el sistema de las Naciones Unidas, y de políticas o pastorales religiosas, son hechos esenciales.

De cómo se resuelvan las agendas política y constitucional depende en gran parte la posibilidad de que desde Lima y algunas capitales departamentales se actúe con prontitud, esmero y buenos resultados contra los delincuentes que dominan la vida, no solo de los más pobres o vulnerables, en dos tercios del territorio nacional y en Lima y Callao.

Nuestras áreas vitales y estratégicas tienen recursos como el petróleo y el gas, que hacia 2030 y 2050 habrán sido desplazados por energías alternativas. ¡Pero las agendas dominantes se fijan en 2021! No hay, ¿curiosamente?, una agenda pública de seguridad interna y externa que enmarque las medidas y previsiones eficaces en defensa nacional, en sus diversos campos, en lo interno y externo. Pero los países vecinos sí las tienen.

Tal vez es mucho pedir a una sociedad y Estado sin partidos de buen talante y talento, dominada por “grupos de interés económico y de vocación ideológica”, por las ONG y por mafias transversales a la institucionalidad estatal y social. Mafias de las que no se salva ni la Iglesia Católica; el Papa Francisco publicó hoy una decidora carta. El tema está aún con discreto velo.

 

Manuel Bernales Alvarado
21 de agosto del 2018

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