Se va el tren, se va lejos…

Las oportunidades de inversión que se pierden podrían no regresar nunca más

La historia no es estática, no espera ni da segundas oportunidades. Los resultados de las recientes elecciones regionales no solo postergan las posibilidades de usar los recursos mineros y energéticos del país, nos pueden dejar sentados sobre un montón de minerales sin valor para el momento en que podamos explotarlos. No olvidemos que la de edad de bronce no terminó porque se acabó el cobre sino porque se descubrió el hierro.

Las investigaciones en nanotecnología están suficientemente avanzadas como para que sea razonable esperar que en unos pocos años el cobre pierda sustancialmente su importancia y por tanto su valor, al ser reemplazado por conductores sintéticos. Lo mismo está más cerca de suceder con ciertos polímeros más fuertes y livianos que el acero, además inmunes al óxido.

Entretanto, la inversión que podía fácilmente llegar al Perú dentro de un entorno mundial poco atractivo está siendo derivada a otras plazas menos rentables pero con gobiernos menos timoratos, capaces de otorgar seguridad  del cumplimiento de sus propias leyes, que no ceden velozmente ante el menor riesgo de problemas callejeros.

Un Ministro del Interior que minimiza el hecho que delincuentes se agarren a tiros a plena luz del día en cualquier parte de la capital,otorgándole poca importancia a la la creciente inseguridad, hace menos atractiva la plaza para invertir en ella. Pero no solo la inversión se ve afectada. ¿Habrá algún ingenuo que espere aún que un país con tales características, si no las corrige pronto, sea considerado seriamente como sede de un evento deportivo internacional de importancia?

Atraer cámaras con aspavientos puede ser funcional en el corto plazo para dar la efímera impresión de que ¨por fín alguien hace algo¨, pero es ineficaz e insostenible, y le añade al gobierno actual un innecesario elemento adicional de fragilidad.

El inmenso atractivo del ¨mercado peruano” para el desarrollo de diversas actividades delictivas, por la virtual incapacidad sistémica de enfrentar o al menos contener el crimen, hace presagiar que vienen días y años peores. Recuperar ese terreno nos costará ingentes recursos.

Empeoran el panorama las despistadas iniciativas oficialistas en el Congreso, intentando dificultar hasta el absurdo el ejercicio de la legítima defensa ante la delincuencia por medios propios pasivos (lunas polarizadas) o activos (armas de fuego legalmente adquiridas) o contratando servicios privados de seguridad, para los cuales este gobierno propone una irracional maraña burocrática que entorpece su accionar, como a muchas otras actividades, mientras parece mirarlos como vacas lecheras a las que debe ordeñar para poder pagar las planillas estatales de su recientemente creada SUCAMEC a la que parece querer mantener en base a tasas exageradas y multas desproporcionadas.

Cuando los políticos en ejercicio en un país evidencian miopía o mezquindad, con iguales consecuencias, se hace imperativo que las élites productivas y académicas, uniendo fuerzas, ingresen a la actividad política, no como candidatos, sino aplicando su experiencia en diseño, implementación y control de organizaciones.

Por Dardo Lopez-Dolz Madueño

(14 - oct - 2014)